Andrew, un robot creado para servir, empieza a mostrar comportamientos que lo alejan de lo que se espera de una máquina. Su interés por el arte, su capacidad de aprender por sí mismo y su deseo de libertad hacen que su dueño lo vea como “anormal”. Pero en realidad, Andrew está empezando a construir su propia identidad.
A lo largo de la historia, Andrew deja de hablar como robot y empieza a referirse a sí mismo como un individuo. Esto muestra que ya no se ve como una cosa, sino como alguien. Su evolución lo lleva a buscar derechos, autonomía y reconocimiento legal como ser humano. Lo más fuerte es que elige morir como humano antes que vivir eternamente como robot. Esa decisión me pareció muy profunda, porque muestra que para él, ser humano no es solo tener un cuerpo, sino poder sentir, amar, errar y morir.
Al final, Andrew logra que se lo reconozca como humano, pero solo cuando está a punto de morir. Eso me dejó pensando: ¿Qué define realmente a una persona? ¿Somos humanos por cómo nacemos o por lo que sentimos y elegimos? ¿Qué pasaría si la tecnología llegara a crear seres con conciencia? ¿Tendríamos el derecho de negarles su humanidad?
Me parece que Andrew, aunque nació máquina, vivió como hombre.