El primer ejemplo que puedo mencionar es el de Paren la Mano, un programa de streaming de Vorterix que se transmite por YouTube y Twitch. Ahi la interacción con la audiencia es constante gracias al chat en vivo, donde los conductores leen mensajes, reaccionan a comentarios y hasta toman ideas que los mismos espectadores proponen, también se suma la participación a través de redes sociales, donde los seguidores generan memes, clips y difunden el contenido, ampliando su alcance y vigencia. De esta manera, el programa no existe sin esa comunidad activa que lo sostiene y lo enriquece día a día.
Otro ejemplo muy bueno puede ser el de Red Bull, que logró convertir a su público en parte esencial de la marca a través de eventos culturales y deportivos. En competencias como las Batalla de gallos, la audiencia no solo asiste como espectadora, sino que participa activamente votando, comentando en transmisiones en vivo o creando contenido alrededor de cada jornada, asi la comunidad legitima y multiplica el mensaje de Red Bull, que trasciende mas allá de la bebida para instalarse como un universo cultural, sin esa participación, la marca perdería gran parte de su relevancia y autenticidad en el mercado de jóvenes.