La Medusa (Μέδουσα, es decir, “guardiana” o “protectora”) es uno de los monstruos más populares de la mitología griega, cuyo mito sobrevive hasta nuestros días. La mayoría de los relatos antiguos conservados concuerda en que se trataba de una criatura ctónica (o sea, perteneciente al inframundo) cuyo cuerpo humano poseía alas y una cabellera de serpientes, rodeando un rostro tremendamente hermoso, pero que convertía en piedra a quien osara depositar en él la mirada.
Medusa era la tercera y única mortal de las gorgonas (del griego γοργών, “terrible”), tres despiadados seres femeninos nacidos de las deidades marinas Forcis y Ceto (o en otras versiones de los monstruos marinos Tifón y Equidna). Sus hermanas eran Esteno (“la poderosa”) y Euríale (“la que surge lejos”). Las tres son descritas en numerosas fuentes clásicas, desde Homero hasta la Teogonía de Hesíodo (siglo VII a. C.), con rasgos más o menos monstruosos y se les atribuye un hogar en el mar, próximo a lo que hoy conocemos como Libia.
Sin embargo, numerosas fuentes coinciden en que, a diferencia de sus hermanas, Medusa tenía una belleza particular. Según el poeta romano Ovidio (43 a. C. – 17 d. C.) en su libro Las metamorfosis, la apariencia terrible de Medusa fue consecuencia de un castigo de la diosa Atenea. Según esta versión, Medusa era originalmente una sacerdotisa del templo de Atenea que fue violada y embarazada por Poseidón. Y para arruinar su belleza, Atenea transformó sus cabellos en serpientes y la condenó a convertir en piedra a quien admirase su rostro.
El mito de Medusa y Perseo: Los relatos clásicos sobre Medusa tienen que ver con su muerte a manos del héroe y semidiós Perseo. Cuenta el mito que el rey de Sérifos, Polidectes, le encargó a Perseo la tarea de matar a la criatura y llevarle su cabeza cercenada. Esta no era una tarea ordinaria, pues la cueva de Medusa estaba repleta de las estatuas de los héroes y guerreros que habían intentado darle muerte. Así que el rey envió a Perseo con toda la mala intención, esperando así librarse de él y poder entonces desposar libremente a su madre, Danae, de la cual el héroe era sumamente celoso.
Perseo emprendió el viaje hacia la cueva de la gorgona y solicitó la ayuda de tanto Hermes como Atenea. El primero le dio el casco de invisibilidad de Hades, dios del inframundo, y la segunda le otorgó un escudo espejado, en cuya superficie podría ver al monstruo reflejado sin tener que mirarlo directamente. Con dicha estrategia, y dejando que Atenea guiara la mano que empuñaba la espada, Perseo se aproximó a la gorgona y de un golpe le cercenó la cabeza. Y cuando las otras dos gorgonas intentaron vengarse de él, Perseo se puso el casco de invisibilidad de Hades y huyó, llevándose la cabeza en una bolsa.
El mito dice que Medusa estaba embarazada de Poseidón en el momento en que fue decapitada, y por eso de la sangre derramada de su cuello brotaron dos criaturas: el gigante Crisaor y el caballo alado, Pegaso.
Portando la cabeza de Medusa, Perseo realizó célebres tareas, ya que la cabeza conservaba intactos sus poderes petrificadores. No solo salvó a su madre, convirtiendo al rey en piedra, sino que también petrificó al titán Atlas, que sostenía el cielo por encima de su cabeza y salvó a la princesa Andrómeda en Etiopía, con la que se desposó. También se dice que los corales marinos surgieron de las gotas de sangre derramadas de la cabeza de Medusa. Finalmente, Perseo entregó la cabeza de la gorgona a la propia Atenea, y esta la colocó en su escudo, la égida.
Interpretaciones del mito:
- El mito de Medusa ha recibido numerosas interpretaciones y lecturas con el pasar de los siglos. Algunas ven el mito la representación narrativa del castigo femenino y el dominio del orden patriarcal, ya que Medusa es una mujer violada y luego castigada por una diosa virginal, como si fuera suya la culpa de haber sido ultrajada.
- En otros sentidos, se entiende el mito a partir de la cabeza cortada del monstruo, que sirve al héroe para realizarse en su destino, lo que quiere decir que en las dificultades y los retos de la vida radican las claves para el éxito futuro del individuo.