Considero (desde mi experiencia como alumna y docente) que la inclusión en la curricula universitaria de materias prácticas es sumamente necesario y acertado, dado que es una realidad que la teoría suele distar mucho de la práctica profesional cotidiana, y no podemos negar que existen alumnos que cuando se encuentran en el mundo laboral no les gusta la profesión elegida, justamente por esta falta de correspondencia entre teoría y práctica. Por lo que su ubicación dentro de la carrera les permite continuar conscientemente hasta el final de la misma, o caso contrario cambiar por otra carrera a tiempo. A su vez, que tener conocimiento de la práctica facilita la inclusión en el mundo laboral.
Teniendo en cuenta lo esgrimido es que el primer dilema que se me presenta es justamente el de la “Institución formadora y el mundo del trabajo”. Al ser docente de una catedra que se denomina Práctica Notarial me enfrento al desafío de lograr que los alumnos relacionen todo lo aprendido en la teoría, dejen de ver cada contenido como campos independientes, para volcarlos en la cotidianeidad de una profesión que abarca múltiples necesidades sociales, y no solo compraventa, como lo cree la mayoría de la población.
Y esta necesidad de dar a conocer, y que comprendan, la cotidianeidad de la profesión me lleva a enfrentarme con el dilema “Entre la profesionalización y el enriquecimiento cultural” y “Entre la especialización y la polivalencia”, al ser sumamente necesario los conocimientos básicos, culturales y la dinámica de una sociedad para concluir en la redacción de un instrumento que responda a las necesidades del requirente, evite conflictos y que no reduzca a la persona en el hecho de “quiere comprar una casa”.