Actividad Asincrónica 14/05

Número de respuestas: 54

A continuación, les presentamos algunas consignas guía con el fin de invitarlos a reflexionar y revisar sus propias practicas. Para ello, sugerimos que lean los textos: "Docentes emocionalmente inteligentes. Importancia de la Inteligencia

Emocional para la aplicación de la Educación Emocional en la práctica pedagógica de aula" de Claudia Costa-Rodríguez, Ximena Palma-Leal, Carla Salgado Farías.                                                             "La inteligencia emocional del docente como predictor de la gestión del aula y de la eficacia de la disciplina" de Valente, Sabina; Lourenço, Abílio; Almeida, Leandro; Sainz-Gómez, Marta y Amaro, Pedro.

¿De qué manera mis propias emociones influyen en mi práctica pedagógica diaria? Proporciona ejemplos concretos.

¿De qué manera la formación en Inteligencia Emocional puede impactar en la prevención del estrés y el burnout docente?

Piensa en el futuro de la formación docente. ¿Qué rol debería tener la Inteligencia Emocional en los planes de estudio de las carreras de educación?

¿Qué estrategias puedo implementar para ayudar a mis estudiantes a desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía?

*Una vez subidas las consignas, responder al menos una vez a alguno de los aportes compartidos por los compañeros de la diplomatura

En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Ramirez Damian Hugo de Nazaret -
¡Hola a todas y todos! ¿Cómo están? Desde mi lugar como docente y estudiante, reflexionar sobre la inteligencia emocional en el ejercicio me interpela profundamente, se trata de una cuestión que, si bien en los últimos años se empezó a poner más sobre la superficie en las distintas discusiones pedagógicas, aún falta mucho por hacer. Como profesional y/o especialista en el ámbito educativo, percibo en la práctica cotidiana que nuestras emociones no son elementos periféricos, sino núcleos centrales en la dinámica pedagógica, en la razón de ser como profesionales, pero también como individuos.
Las emociones inciden directamente en cómo se estructura la clase, cómo me comunico, cómo reacciono frente a situaciones desafiantes y, sobre todo, en el clima emocional que se genera en el aula. Por ejemplo, cuando llego a clase sintiéndome motivado y con entusiasmo, esa energía se contagia. Los estudiantes se muestran más participativos, abiertos al diálogo, e incluso más receptivos al aprendizaje. Esto lo estudie y trabaje mucho durante mi formación, teniendo al autor Schön como principal referente: “(…) critico la racionalidad instrumental, formar profesionales no es solamente aprender la racionalidad técnica y el uso de instrumentos ¿Por qué? Porque los problemas de la práctica de una profesión o de un trabajo se presentan de forma cambiante. Si los problemas instrumentales (a resolver) son cambiantes, la elección o toma de decisión instrumental requieren de una instancia reflexiva.” (Schön, 1992), si bien quizás esto se relaciona más con lo pedagógico, los momentos reflexivos –antes, durante y después de la clase- del quehacer docente juegan un papel primordial en las emociones y el trabajo del profesional.
En cambio, si no gestiono adecuadamente el cansancio o la frustración -quizás por situaciones institucionales o personales-, tiendo a estar más impaciente, menos tolerante a la diversidad de ritmos o expresiones. Recuerdo un caso particular: un día en el que atravesaba una situación familiar difícil, reaccioné con rigidez ante un estudiante que llegó tarde y eso generó un clima de incomodidad en el grupo, si bien esta correcto la disciplina, estamos formando ciudadanos, ante todo, el volumen de la misma puede variar de acuerdo a nuestro estado anímico. Luego reflexioné sobre cómo mis emociones no reguladas impactaron en la calidad del vínculo pedagógico.
Por otro lado, según los autores analizados, el desarrollo de la inteligencia emocional permite reconocer y gestionar emociones propias, comprender las ajenas, y establecer relaciones más saludables, lo que resulta esencial en contextos complejos como los educativos. En mi experiencia, contar con herramientas para identificar señales tempranas de agotamiento emocional me ha permitido actuar preventivamente, considero, conocerse a uno mismo, por más que existan situaciones ajenas que nos pueden atravesar, es una de las principales corazasas con las que uno puede hacer frente a la vida.
Por ejemplo, cuando siento que se acumulan las demandas y el estrés comienza a aumentar, aplico técnicas de autorregulación emocional como pausas activas, respiración consciente o espacios de supervisión con colegas. Estas prácticas, que aprendí en instancias formativas sobre inteligencia emocional, han sido clave para evitar el agotamiento crónico (burnout), mantener el compromiso con la docencia y sostener el vínculo afectivo con los estudiantes, pero por, sobre todo, la experiencia que brinda la acción en si dentro del sistema educativo.
La Inteligencia Emocional debería ocupar un lugar central en los diseños curriculares de la formación docente, tanto inicial como continua. No solo como contenido teórico, sino como eje transversal que atraviese la práctica, la reflexión pedagógica y la construcción de identidad profesional, sobre todo en tiempos tan “movilizantes” por los que estamos atravesando todos.
Es urgente incorporar módulos específicos sobre educación emocional, dinámicas vivenciales, análisis de casos, y desarrollo de habilidades interpersonales. También sería fundamental crear espacios donde los futuros docentes puedan revisar su historia emocional, ya que muchas veces los vínculos tempranos o experiencias escolares previas condicionan el modo en que nos posicionamos como adultos educadores.
Algunas estrategias específicas que se pueden implementar en el aula pueden ser:
Modelar con el ejemplo: Si muestro cómo gestiono mis emociones frente a la frustración o al conflicto, estoy enseñando de manera implícita cómo hacerlo.
Rondas de apertura emocional: Comenzar algunas clases con preguntas como “¿Cómo llegamos hoy?” o “¿Qué emoción nos acompaña esta semana?” permite legitimar lo emocional como parte del aprendizaje. Aunque pareciera una obviedad, este tipo de preguntas abren el camino y los alumnos comienzan desde otra posición.
Técnicas de respiración y atención plena: Integrar breves ejercicios de respiración o relajación ayuda a bajar niveles de ansiedad y mejorar la concentración.

Dinámicas de role-playing y teatro espontáneo: Como he aplicado en talleres de formación docente, estas técnicas permiten explorar emociones, conflictos y alternativas empáticas en situaciones simuladas.
Diálogos socráticos y análisis de casos: Proponer debates sobre dilemas éticos o conflictos relacionales permite desarrollar empatía cognitiva y emocional. La filosofía y la psicología, como materias en los distintos currículos deberían ser implementadas no solo desde lo teórico, también desde la perspectiva reflexiva que implican esos espacios.
Bitácoras emocionales: Invitar a los estudiantes a escribir semanalmente sobre cómo se sintieron en clase y qué estrategias utilizaron para gestionar sus emociones.
Saludos
En respuesta a Ramirez Damian Hugo de Nazaret

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Lezcano Carmen Cintia Graciela -
Desde mi perspectiva como docente y profesional en el ámbito educativo, coincido plenamente en la centralidad de las emociones en el ejercicio pedagógico. No son un aspecto secundario ni un complemento; al contrario, atraviesan cada decisión, cada interacción y cada construcción de sentido dentro del aula.
Tu análisis sobre la influencia del estado emocional en la dinámica de clase es un reflejo de lo que observamos a diario en nuestras prácticas. La motivación y el entusiasmo generan un ambiente propicio para el aprendizaje, mientras que el estrés y la frustración pueden limitar la conexión con los estudiantes. La gestión emocional, entonces, no es solo un recurso personal, sino una herramienta pedagógica fundamental.
El aporte de Schön sobre la instancia reflexiva en la toma de decisiones me parece clave. La enseñanza no es un ejercicio mecánico basado en técnicas predeterminadas, sino un proceso dinámico que requiere constante ajuste y adaptación. Es aquí donde la Inteligencia Emocional cobra relevancia: el conocimiento técnico y metodológico es insuficiente si no va acompañado de una capacidad genuina para comprender y regular emociones propias y ajenas.
La anécdota que compartes sobre la rigidez ante un estudiante en un momento de dificultad personal es un recordatorio de lo mucho que nuestras emociones impactan en el clima del aula y en el vínculo con nuestros alumnos. No se trata de evitar la emoción, sino de integrarla conscientemente en nuestra práctica.
Coincido en que la formación docente debe dar un giro hacia la incorporación explícita de la educación emocional en los planes de estudio, desde la teoría hasta la vivencia. Además, los espacios de reflexión sobre historias emocionales previas son una estrategia valiosa para que los futuros docentes tomen conciencia de cómo sus propias experiencias modelan su forma de enseñar.
Las estrategias que mencionas, como las rondas de apertura emocional, la respiración consciente y las bitácoras emocionales, son pasos concretos hacia un modelo educativo más humano y comprensivo. Promover la empatía desde el aula es, en última instancia, formar ciudadanos capaces de construir relaciones basadas en el respeto y la comprensión.
Sigamos fomentando estas discusiones y, sobre todo, aplicando estos principios en nuestras aulas. Porque educar, en esencia, es un acto profundamente emocional.
En respuesta a Lezcano Carmen Cintia Graciela

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Schneider Roxana anahÍ -
Aportes de la compañera Lezcano Carmen…
Comparto el fragmento de la compañera que me pareció atrayente:
…El aporte de Schön sobre la instancia reflexiva en la toma de decisiones me parece clave. La enseñanza no es un ejercicio mecánico basado en técnicas predeterminadas, sino un proceso dinámico que requiere constante ajuste y adaptación. Es aquí donde la Inteligencia Emocional cobra relevancia: el conocimiento técnico y metodológico es insuficiente si no va acompañado de una capacidad genuina para comprender y regular emociones propias y ajenas….

Me parece interesante tus aportes sobre Schön, su contribución expresada en afirmación está muy bien fundada. El concepto de práctica reflexiva de Schön, combinado con un fuerte énfasis en la inteligencia emocional, proporciona un marco sólido para comprender y mejorar el arte y la ciencia de la enseñanza. Destaca el hecho de que la enseñanza es una profesión compleja y matizada que exige no solo conocimientos y habilidades, sino también una profunda comprensión de las emociones humanas y la capacidad de conectar y responder a los demás de manera significativa.
• La práctica reflexiva es clave: El énfasis de Schön en el "profesional reflexivo" es, en efecto, fundamental. La enseñanza no se trata solo de aplicar un conjunto de habilidades o seguir un guion. Los educadores eficaces analizan constantemente su práctica, reflexionan sobre lo que funcionó y lo que no, y adaptan sus enfoques en respuesta a las necesidades únicas de sus alumnos y al contexto específico del aula. Esta reflexión activa lleva la enseñanza más allá de un ejercicio puramente técnico o mecánico.
• Proceso dinámico y adaptable: tu afirmación identifica correctamente la enseñanza como un proceso dinámico. Cada aula es diferente, e incluso dentro de la misma aula, cada día trae nuevas situaciones y desafíos. La capacidad de un profesor para ser flexible, ajustar las estrategias sobre la marcha y responder creativamente es esencial para fomentar un entorno de aprendizaje positivo y productivo.
• Más allá de las habilidades técnicas: El punto sobre la insuficiencia del conocimiento técnico y metodológico por sí solo es crítico. Si bien la comprensión de la pedagogía y la materia es necesaria, no es todo el panorama. La enseñanza se basa fundamentalmente en la interacción humana, y aquí es donde la inteligencia emocional se vuelve primordial.
La importancia de la inteligencia emocional:
Tu afirmación vincula magníficamente la práctica reflexiva de Schön con la necesidad de la inteligencia emocional.
• Comprensión de las necesidades de los estudiantes: los educadores con inteligencia emocional están más en sintonía con los estados emocionales de sus alumnos. Pueden reconocer cuándo un alumno está luchando, sintiéndose frustrado o particularmente comprometido, y pueden adaptar su enfoque en consecuencia. Esta comprensión informa sus reflexiones y les ayuda a tomar decisiones más eficaces.
• Gestión de la dinámica del aula: Un aula es un entorno social con sus propias corrientes emocionales. Los docentes con una fuerte inteligencia emocional pueden embarcarse en estas dinámicas de manera efectiva, gestionar los conflictos de forma constructiva y crear un espacio de aprendizaje seguro y de apoyo donde los alumnos se sientan cómodos asumiendo riesgos y aprendiendo.
• Autoconciencia para la mejora: La práctica reflexiva requiere un grado de autoconciencia. Los docentes con inteligencia emocional están mejor equipados para comprender sus propios prejuicios, detonantes emocionales y cómo sus propias emociones podrían estar influyendo en sus interacciones con los alumnos. Este autoconocimiento es crucial para una reflexión honesta y un crecimiento profesional continuo.
• Construcción de relaciones: La enseñanza eficaz se basa en relaciones sólidas con los alumnos. La inteligencia emocional fomenta la empatía, la compasión y la capacidad de conectar con los alumnos a un nivel humano, creando una base de confianza y respeto que es propicia para el aprendizaje.
En respuesta a Ramirez Damian Hugo de Nazaret

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Duarte Desiderio -
¡Buenas noches! Coincido plenamente con tu reflexión y agradezco que hayas compartido tan profundamente tus experiencias y análisis sobre la inteligencia emocional en la docencia.
Es indudable que las emociones son un componente central en nuestra labor como educadores, no un mero accesorio. Como bien mencionás, el estado emocional con el que llegamos al aula influye en la manera en que estructuramos la clase, en nuestra comunicación y en la calidad del vínculo con los estudiantes. Reconocer y gestionar nuestras emociones es fundamental para crear un clima de confianza y motivación que favorezca el aprendizaje.
La idea de Schön sobre la reflexión en la práctica profesional resuena mucho en este contexto: la docencia requiere de una continua mirada introspectiva para ajustar nuestras respuestas y actitudes según las circunstancias emocionales y pedagógicas del momento. Tu ejemplo personal refleja cómo la falta de regulación emocional puede impactar en el ambiente y en el proceso formativo, pero también muestra la importancia de la reflexión posterior para mejorar y crecer.
Además, estoy de acuerdo en que la formación en inteligencia emocional debe ser una prioridad en los planes curriculares de las carreras de educación. Más allá de la teoría, necesitamos espacios vivenciales que permitan a los futuros docentes conocerse, comprender sus emociones y aprender herramientas concretas para la gestión emocional y relacional en el aula. Esta formación contribuye no solo al bienestar personal del docente, sino a la construcción de ambientes educativos más humanos, inclusivos y efectivos.
Las estrategias que proponés —modelar con el ejemplo, abrir espacios de diálogo emocional, integrar técnicas de respiración y atención plena, utilizar role-playing y análisis reflexivo de casos— son prácticas valiosas y comprobadas que favorecen el desarrollo socioemocional tanto en docentes como en estudiantes. Incluir herramientas como las bitácoras emocionales también promueve la autorregulación y la conciencia emocional, habilidades indispensables en la educación actual.
La inteligencia emocional no es solo un contenido más, sino un eje transversal que debe permear toda la formación y la práctica docente. Gracias por compartir esta visión tan completa y comprometida con la educación integral.
¡Saludos Cordiales!
En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Lezcano Carmen Cintia Graciela -
Cada día el aula es un escenario dinámico donde mis emociones desempeñan un papel crucial. He notado cómo mi estado emocional influye en la forma en que gestiono el aula y en cómo mis estudiantes responden a los contenidos y dinámicas. Por ejemplo, en los días en que me siento motivada y entusiasta, la clase fluye con energía positiva: los estudiantes participan activamente, se sienten seguros para expresar dudas y el aprendizaje ocurre de manera más natural.
Sin embargo, en momentos de estrés o frustración, he observado cómo mi tono de voz cambia, mi paciencia disminuye y la atmósfera se vuelve más tensa. Estos momentos me han llevado a reflexionar sobre la necesidad de estrategias de autorregulación emocional.
A través de mi formación en Inteligencia Emocional, he aprendido a aplicar técnicas de regulación, como la respiración consciente antes de iniciar una clase exigente, la práctica de la empatía al atender inquietudes de los estudiantes y la gestión adecuada del lenguaje emocional para evitar respuestas impulsivas. Incorporar estos aspectos no solo me ha ayudado a mejorar mi bienestar, sino que también ha generado un impacto positivo en el clima del aula.
En este sentido, creo firmemente que la Inteligencia Emocional debería ocupar un lugar central en la formación docente. No basta con dominar los contenidos curriculares: debemos ser capaces de gestionar nuestras propias emociones y guiar a nuestros estudiantes en el desarrollo de habilidades socioemocionales.
Por ello, me comprometo a seguir cultivando estrategias para fomentar la regulación emocional y la empatía en mi alumnado. Desde dinámicas de reflexión hasta ejercicios prácticos como el diálogo emocional al inicio de cada clase, considero que estos pequeños pasos pueden marcar una gran diferencia en la construcción de un ambiente de aprendizaje saludable y enriquecedor.
Saludos 🤗
En respuesta a Lezcano Carmen Cintia Graciela

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Leites Julieta -
Exactamente. mi humor, el tono de mi voz, los gestos en mi cara y hasta lo que visto, todoooooo es observado por los niños y los adolescentes, mi manera de referirme a los alumnos y hasta lo que digo gestiona el ambiente de aprendizaje: lo tensa o lo distiende...
este año me he dispuesto a sacarle el peso que trae consigo la MATEMÁTICA... entonces en las horas de matematica esta permitido equivocarse, romper hojas borrando y tambien tachar algunas cuentas que no salen... he logrado muuuchísimooo con eso, además intento cada día demostrarles que amo lo que hago, que debemos agradecer cada cosa que hemos logrado por nuestro trabajo... y asi como se les llama la atención cuando se mandan una macana, también los felicito por cada logro aunque sea pequeño... he logrado con esto menos frustración y enojo...
En respuesta a Leites Julieta

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Alegre Tamara Ayelen -
Respondiendo a Julieta Leites...
Coincido totalmente!! Me pasa en primer grado de primaria. Ellos perciben todo. Los días que no puedo regular mi estrés me doy cuenta que ellos están más inquietos de lo habitual, y esto no es casualidad! Por eso estoy intentando hacer breves pausas cuando el clima del aula está inestable, hablamos de cómo nos sentimos y surgen conversaciones interesantes donde cada uno expresa como se siente, incluso les interesa mucho escucharme y saber cómo me siento yo.
Y vuelvo a coincidir con felicitar cada logro, cuando doy una devolución tengo en cuenta primero un comentario positivo y luego un desafío por superar/mejorar. Eso los motiva más y se frustran un poco menos!
En respuesta a Lezcano Carmen Cintia Graciela

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Raniero Sandra Noemí -
Estoy de acuerdo con la colega en gran medida ,ya que la Educación emocional en el aula no solo tiene beneficios para el desarrollo emocional de los estudiantes ,sino que puede mejorar el rendimiento académico ,la resolución de conflictos ,la toma de decisiones ,la autoestima y la salud mental de los estudiantes y si el docente llega motivado al aula y emocionalmente equilibrado va a lograr un clima positivo,respetuoso y motivador,va a tener mayor capacidad para manejar conflictos o mantener la disciplina en el aula y va a poder tomar mejores decisiones ,ya que un docente bien emocionalmente ,favorece las relacionesde confianza y mejora la participación y el rendimiento académico ..
En cambio si el docente llega al aula bajoneado o mal emocionalmente o decaído y no logra regular sus emociones ,pueden ocurrir cosas que afecten su desempeño como el ambiente de aprendizaje de los estudiantes.Tener menos paciencia o energía para explicar los temad ,atender apreguntas y esto provocaría una disminución en la calidad de la enseñanza.O también sus emociones podrían contagiar al grupo y los estudiantes podrían sentirse incómodos o demotivados ante un ambiente emocional negativo.También podría haber problemas de disciplina en el aula,ya que un docente emocionalmente afectado,tendría menor capacidad para manejar situaciones de conflicto .
Pero también la docente si reconoce su estado emocional y lo maneja con inteligencia emocional ,podría compartirlo con sus alumnos que está teniendo un día difícil ,sin perder el contro ,fortaleciendo el vínculo humano y enseñar con el ejemplo como combatir con emociones difíciles .
En respuesta a Raniero Sandra Noemí

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Soto Selva Margarita -
Coincido la educación emocional en el aula no solo beneficia el desarrollo emocional de los estudiantes, mejorando su rendimiento académico, resolución de conflictos, toma de decisiones, autoestima y salud mental, sino que también impacta directamente en el docente. Un docente motivado y emocionalmente equilibrado crea un clima positivo y respetuoso, facilitando el manejo de conflictos, la disciplina y la toma de decisiones efectivas. Esto fomenta la confianza, la participación y el rendimiento académico.
Por el contrario, un docente con un estado emocional negativo puede afectar significativamente la calidad de la enseñanza, disminuyendo la paciencia, la energía y la capacidad para atender las necesidades de los estudiantes. Este ambiente negativo puede contagiar a los alumnos, generando incomodidad, desmotivación y problemas de disciplina.
Sin embargo, la inteligencia emocional permite al docente reconocer y gestionar sus emociones. Compartir con los alumnos, de manera controlada, que se está pasando un día difícil, puede fortalecer el vínculo humano y enseñar, con el ejemplo, cómo afrontar las emociones difíciles. Esto convierte al docente en un modelo de gestión emocional, enriqueciendo la experiencia educativa.
Saludo
En respuesta a Lezcano Carmen Cintia Graciela

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Meza Marta Susana Itati -
Buenas noches estimada colega:
Me parece muy acertada tu propuesta de que la Inteligencia Emocional forme parte de la formación docente inicial, es algo urgente y necesario. Dominar un contenido es importante, claro, pero si no sabemos gestionarnos emocionalmente, difícilmente podamos sostener un aula con empatía, respeto y apertura.
Además me resulta muy inspirador que compartas ejemplos concretos como el uso de la respiración consciente o los diálogos emocionales. Eso muestra que tu reflexión no es solo teórica, sino que está anclada en tu práctica cotidiana, y eso le da muchísimo valor. Tu relato no solo muestra una gran capacidad de autoconocimiento, sino también un compromiso genuino con una educación más humana que al leerlo me genera admiración.
Saludos colega...
En respuesta a Lezcano Carmen Cintia Graciela

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Granata Victoria -
Gracias por compartir esta reflexión ! ✨
Me parece muy valioso cómo reconoces el papel que juegan tus emociones en el aula y cómo has buscado herramientas para gestionarlas. Coincido totalmente, que es algo que muchas veces pasamos por alto, pero que, como bien decís, marca una gran diferencia en el ambiente que se genera con los estudiantes "la atmósfera se vuelve más tensa". Se nota que desde tu formación y capacitación (por eso también nos encontramos acá) estamos construyendo un espacio más humano y consciente. ¡ Gracias !
En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Leites Julieta -
Claro que si, mis propias emociones determinan mis practicas pedagógicas dentro del aula: el docente que entra feliz al aula y ama lo que hace, siembra, edifica, transmite, enseña; sin embargo aquel que solo va por el dinero o piensa en su labor como algo frío y devinculado de las emociones hace mas dificil su labor dentro del aula. un ejemplo concreto es el de aquellos docentes que por la mala remuneracion y el malestar que esto genera en nosotros hacen menos material didáctico o disminuyen la motivación en las clases. En éste ultimo tiempo he escuchado mucho "por lo que me pagan"...
La gestión de las emociones y el reconocimiento no solo de lo que me pasa, sino de lo que nos pasa, nos permite relacionarnos de una manera más tolerante y sana, es decir, conocerme y reconocer en los demás las emociones me permiten comprender lo que le pasa al otro y poder armonizar el ambiente de el aprendizaje, evitar el cansancio crónico y poder seguir siendo un buen docente, a pesar de que las circunstancias externas que se den.
En la formación docente, la inteligencia emocional debería ser un contenido transversal como la ESI, siendo tan necesaria , sobe todo en estos tiempos que corren y ante el vértigo que produce el presente, la realidad, lo que venden los medios masivos de comunicación y las redes sociales.
Todos los días cuando nos saludamos, nos tomamos un tiempo para ver "como estamos hoy"... si pasó algo el dia anterior, reflexionamos sobre lo sucedido...
Una de las estrategias que utilizamos al menos una vez a la semana en ESI es la de poder identificar como nos sentimos y si no lo queremos compartir en voz alta, la escribimos...
En respuesta a Leites Julieta

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Fretes Rocio -
Julieta, que interesante las estrategias que proponés para abordar la IE dentro de la ESI. Estos suelen ser temas sensibles, tabúes o que incluso causan "verguenza" a ciertos estudiantes, por lo que identificar cómo nos sentimos no sólo de manera oral como de forma escrita me parece muy relevante.
En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Raniero Sandra Noemí -
a)¿De qué manera mis propias emociones influyen en mi práctica pedagógica diaria? Proporciona ejemplos concretos.
Mis emociones influyen directamente en la manera en que me comunico,establezco relaciones con ms estudiantes y gestiono el clima emocional en el aula .SEgún Costa -Rodriguez ,un docente emocionalmente inteligente es capaz de identificar y regular sus emociones para crear un ambiente de aprendizaje más significativo.
Por ejemplo :Si llego al aula con ansiedad o fustración,sin haberla gestionado, puedo trasmitir tensión a mis estudiantes ,afectando su aprendizaje o si enfrento una situación de falat de disciplina ,con calma ,puedo convertir el momento en una oportunidad para enseñar habilidades sociales y emocionales .

b)De qué manera la formación en Inteligencia Emocional puede impactar en la prevención del estrés y el burnout docente?
La información sobre inteligencia emocional permite a los docentes reconocer señales tempranas de estrés,gestionar y establecer límites saludables .
Valente destaca que la inteligencia emocional ayuda a una mejor gestión en el aula ,lo que reduce la carga emocional y previene el agotamiento profesional.También fomenta relaciones colaborativas entre colegas,lo que actúa como una red de apoyo,asi como también promueve la autoconciencia emocional,evitando la acumulación de tensiones no expresadas y mejora la resiliencia frente a las conductas desa fiantes de los alumnos o frente a la presión institucional .

c)Piensa en el futuro de la formación docente. ¿Qué rol debería tener la Inteligencia Emocional en los planes de estudio de las carreras de educación?
L inteleigencia emocional debería ocupar un rol central y trasversal en la formación docente .Los textos coinciden en que un docente emocionalmente competente influye positivamente en la dinámica del aula y en los aprendizajes de sus estudiantes .Por ejemplo se deberían dictar cursos específicos sobre educación emocional ,gestión de estrés y habilidades socioemocionales ,asi como también incorporar prçticas reflexivas sobre las emociones,durante la formaión y por último evaluar la competencia emocional como parte del perfil de egreso docente .
d)¿Qué estrategias puedo implementar para ayudar a mis estudiantes a desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía?
1- Tecnicas de respiración o atención plena : Implementar pausasactivas,donde los estudiantes practiquen la atención plena y la autorregulación.
2- Diálogos guiados:Fomentar espacios de expresión emocional y resolución de conflictos.
3-Reflexión emocional diaria:Al final de la clase ,pedir que compartan cómo se sintieron y por qué promoviendo el autoconocimiento emocional.
4-Lectura y juegos con contenido emocional:Utilizar cuentos,películas o dinámicas que permitan trabajar la empatía y la perspectiva del otro.
5-Modelado emocional:Mostrar cómo identifico y regulo mis propias emociones en situaciones reales en el aula.
En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Alegre Tamara Ayelen -

Hola a todos!!!👋🏼

Pido disculpas porque no me llegó la notificación de esta actividad asincrónica y por lo tanto recién hoy la estoy realizando.

Siguiendo con la consigna, basándome en los textos “Docentes emocionalmente inteligentes...” y “La inteligencia emocional del docente...” podría decir que las emociones que experimento como docente impactan directamente en la manera en que gestiono el aula, me comunico con los estudiantes y enfrento los desafíos del día a día. Según los autores, un docente emocionalmente inteligente es capaz de identificar, comprender y regular sus propias emociones, lo que contribuye a una enseñanza más efectiva y un ambiente positivo. Y estoy de acuerdo con ésto, ya que yo misma me doy cuenta que cuando puedo regular mi estrés o agotamiento la jornada escolar se hace más agradable y enriquecedora. Por ejemplo, si llego al aula frustrado o estresado, sin haber gestionado adecuadamente esas emociones, es más probable que reaccione con impaciencia ante preguntas repetitivas o comportamientos disruptivos, afectando la relación con los estudiantes. Seguro me encontraré gritando o hablando fuerte, la cual no es la mejor práctica. En cambio, cuando reconozco que me siento cansado y decido aplicar técnicas de respiración antes de entrar al aula, escuchar música con mis auriculares o tomar un té, puedo responder con más calma y empatía, promoviendo un clima de respeto mutuo.

La formación en Inteligencia Emocional actúa me parece muy interesante e importante para hacerle frente al estrés y el burnout. Como explican los autores, los docentes que desarrollan competencias emocionales tienen mayor capacidad para identificar los primeros signos de agotamiento, establecer límites saludables entre vida laboral y personal, buscar apoyo o utilizar recursos de afrontamiento adecuados. Un docente que sabe reconocer su nivel de estrés o tensión podría aplicar estrategias de autorregulación, como la meditación o el ejercicio físico. También hay una mejora en la comunicación emocional, lo cual reduce los conflictos con otros docentes y estudiantes, lo que también alivia la carga emocional del trabajo docente.

Respecto a la Inteligencia Emocional en los planes de estudio de las carreras de educación, me parece que debería ocupar un lugar MUY importante y central. Debería ser una competencia esencial para el desarrollo profesional y personal. En mi experiencia no la tuve, y me hubiese gustado tener algo al respecto, por eso hoy me encuentro realizando esta diplomatura. Si debería incluirlo en la carrera docente lo haría a través de la Educación Emocional y la gestión emocional del aula, tanto de los docentes como de los alumnos, mediante materias específicas, talleres y espacios de reflexión. En mi formación he transitado por espacios mediados por docentes los cuales daban pie a reflexionar sobre nuestras propias prácticas y los contextos pedagógicos, pero me hubiese gustado profundizar más sobre la regulación emocional y que no quede en una mera conversación reflexiva.

Esta competencia adquirida permitiría formar docentes que no solo transmitan conocimientos, sino que también puedan gestionar climas emocionales positivos, actuar con empatía y enseñar a sus estudiantes a hacer lo mismo. 

Por último, para ayudar a mis estudiantes a desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía podría empezar por el ejemplo de mi propio manejo del estrés, del enojo, de la tristeza, y explicarles a ellos cómo lo hago. También utilizaría momentos de calma, donde se podrían hacer pausas breves para respirar profundamente, identificar una emoción y trabajar sobre la misma. Podría utilizar música instrumental tranquila, ir a un lugar de la escuela tranquilo, o realizar un espacio físico con imágenes que representen las emociones y que ellos la elijan según lo que sienten en ese moemnto.

Otra dinámica que me gusta hacer es dedicarle 5 minutos al inicio de la jornada para que expresen cómo se sienten, para que reconozcan sus propias emociones y a la vez escuchen al otro y tengan empatía.

Las lecturas de cuentos con un enfoque en las emociones también es una herramienta muy útil. Al analizar los personajes, las emociones que ellos atraviesan y los motivos de sus acciones, nos invita a reflexionar y ver distintas emociones. Por ejemplo hace unos días leímos el cuento de "Elmer" y surgieron emociones y sensaciones muy interesantes!

Los leo y espero que podamos seguir enriqueciéndonos a través de las lecturas y nuestras experiencias❤️


En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Duarte Desiderio -
Buenas noches.
Disculpen la demora. Adjunto las respuestas de las consignas.
Como docente, he observado que mis propias emociones tienen un impacto profundo en la dinámica del aula y en la calidad de la enseñanza. Cuando me siento emocionalmente equilibrado, puedo conectar mejor con mis estudiantes, responder con paciencia a las dificultades y generar un ambiente positivo que favorece el aprendizaje. Por el contrario, si no reconozco ni gestiono adecuadamente mis emociones, es probable que se manifiesten en reacciones impulsivas o menos empáticas, afectando la convivencia y el clima escolar. Por eso, considero fundamental desarrollar competencias emocionales que me permitan autorregularme y actuar con mayor efectividad y empatía.

En este sentido, la formación en Inteligencia Emocional (IE) resulta esencial para prevenir el estrés y el burnout docente, problemas frecuentes en nuestra profesión debido a la alta demanda emocional que implica el trabajo cotidiano. La formación en IE me ha permitido identificar señales de desgaste a tiempo, gestionar conflictos con mayor calma y sostener vínculos saludables con estudiantes y colegas. Estudios muestran que los docentes emocionalmente competentes tienen mejores resultados en la gestión del aula y mayor bienestar personal, lo cual impacta directamente en la calidad educativa que ofrecemos.

Pensando en el futuro de la formación docente, considero que la Inteligencia Emocional debería ocupar un lugar central en los planes de estudio de las carreras de educación. No puede entenderse la docencia solo desde una perspectiva técnica o pedagógica; la capacidad para gestionar las propias emociones y comprender las de los demás es clave para crear ambientes de aprendizaje seguros, inclusivos y motivadores. Integrar la IE desde la formación inicial permitirá que los futuros docentes desarrollen habilidades de autorregulación, empatía, comunicación asertiva y resiliencia, preparándolos para los desafíos emocionales que implica la profesión y potenciando su desempeño.

Para ayudar a mis estudiantes a desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía, implemento diversas estrategias en el aula. Creo un clima de respeto y confianza donde puedan expresar y reconocer sus emociones. Uso actividades como dinámicas grupales, juegos de rol y ejercicios de identificación emocional que facilitan la comprensión de los propios sentimientos y el ponerse en el lugar del otro. Además, enseño técnicas de autorregulación emocional, como la respiración consciente, y promuevo la resolución pacífica de conflictos. También fomento la co-regulación emocional, incentivando que los estudiantes se apoyen mutuamente, fortaleciendo el sentido de comunidad y colaboración. Estas prácticas contribuyen a formar no solo estudiantes competentes académicamente, sino también emocionalmente saludables y socialmente responsables.
Saludos cordiales.-
En respuesta a Duarte Desiderio

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de D'Andrea Maria Florencia -
Hola! me parece muy interesante la co-regulacion emocional, que los alumnos se apoyen mutuamente porque asi ellos también generan empatía fortaleciéndose entre ellos, como bien aclaras ! Te felicito! voy a tomar algo de todo esto para aplicarlo en mis clases
En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Meza Marta Susana Itati -
Buenas noches,comparto mis respuestas:
*Las emociones son una parte fundamental del clima en el aula y del proceso de enseñanza-aprendizaje, estas emociones no solo afectan el bienestar personal, sino también la forma en que se interactúa con los estudiantes, se toman decisiones y se resuelven conflictos.
Por Ejemplo:
-Cuando siento frustración porque un grupo no presta atención, puedo reaccionar con impaciencia o adoptar un tono autoritario que genera distancia en lugar de promover el diálogo.
-Cuando me siento motivada y entusiasmada, ese estado emocional se transmite al grupo, generando mayor participación y apertura al aprendizaje.
-En situaciones personales difíciles, como preocupaciones familiares, si no se gestiona adecuadamente las emociones, se puede estar dispersa o menos receptivo a las necesidades emocionales de los estudiantes.
-Reconocer mis emociones y cómo estas se reflejan en mi actuar docente es clave para desarrollar una práctica más consciente, empática y eficaz.

*La inteligencia emocional brinda herramientas para identificar, comprender y regular las emociones, lo que resulta fundamental para la prevención del estrés crónico y el burnout en contextos educativos.
Impactos concretos:
-Mejora la autorregulación emocional, permitiendo afrontar situaciones difíciles con mayor calma y perspectiva.
-Favorece la resiliencia, ayudando a recuperarse más rápidamente del agotamiento y las frustraciones cotidianas.
-Potencia la empatía y la comunicación asertiva, reduciendo los conflictos interpersonales en el aula y entre colegas.
-Promueve el autocuidado, al reconocer señales de alerta emocional que pueden derivar en estrés sostenido.
-En docentes con formación en IE, se observa una mayor capacidad para gestionar la carga emocional del trabajo, prevenir el desgaste profesional y mantener una relación más equilibrada con su tarea educativa.

*Pensando en el futuro de la formación docente, la inteligencia emocional debería ocupar un rol central y transversal en la formación docente inicial, tanto en asignaturas específicas como en el abordaje cotidiano de las prácticas pedagógicas.
Propuestas para su inclusión:
Incorporar espacios curriculares específicos sobre inteligencia emocional, comunicación afectiva y bienestar docente.
Integrar el enfoque emocional en las prácticas de enseñanza, promoviendo la reflexión sobre las emociones en el aula y su impacto en el aprendizaje.
Fomentar proyectos de tutoría emocional y talleres vivenciales que permitan a los futuros docentes conocerse a sí mismos y desarrollar habilidades socioemocionales.
Evaluar no solo contenidos conceptuales, sino también el desarrollo de competencias emocionales (autoconciencia, empatía, manejo de conflictos, etc.).
Formar docentes emocionalmente competentes es formar educadores capaces de generar vínculos sanos, manejar el estrés y contribuir a un entorno escolar más humano y saludable.

*Algunas de las estrategias se que podrían implementar para ayudar a mis estudiantes a desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía son:
-Crear un rincón emocional o cartelera de emociones:
Al comenzar la clase, permitir que los estudiantes expresen cómo se sienten usando tarjetas, emoticones o palabras. Esto favorece la conciencia emocional.
-Círculos de diálogo o reflexión semanal:
Espacios donde puedan hablar de situaciones cotidianas y cómo las resolvieron o sintieron. Esto desarrolla la empatía y la escucha activa.
-Técnicas de respiración y mindfulness:
Breves ejercicios de respiración o atención plena para calmarse en momentos de ansiedad o impulsividad.
-Role-playing (juegos de roles):
Escenificar situaciones donde se trabajen habilidades sociales, como ponerse en el lugar del otro, resolver conflictos o pedir ayuda.
-Lectura y análisis de cuentos o videos con contenido emocional:
A través de personajes, analizar emociones, intenciones y consecuencias.
-Uso de un "semáforo emocional":
Para enseñar a detenerse (rojo), pensar (amarillo) y actuar con conciencia (verde) antes de responder impulsivamente.

                                                                                 Buenas noches... Saludos
En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Granata Victoria -
Hola a todos! Como están? Los textos pensados para que leamos coinciden en que la Inteligencia Emocional docente es un pilar esencial en la educación actual y que formarse en IE es protegernos contra el estrés, el agotamiento y mejora la convivencia escolar. Además, reconocen que los docentes no sólo enseñan contenidos, también modelan cómo gestionar emociones y relacionarse con los demás, la importancia de la formación inicial de los futuros docente y la capacitación continua de los docentes en IE para mejorar tanto el rendimiento académico de los estudiantes como la salud mental de los educadores (Costa-Rodríguez, Palma-Leal, & Farías, )
Partiendo de estas ideas centrales de los textos, respondo a los interrogantes:
¿De qué manera mis propias emociones influyen en mi práctica pedagógica diaria? Proporciona ejemplos concretos.
Considero que las emociones juegan un papel central no sólo en mi práctica docente diaria, sino para la vida. Siempre trato de llegar al aula con la misma energía y entusiasmo (Allí siempre noto que los estudiantes de secundaria, se acercan a hablar, charlamos como fue su semana) pero cuando hay días en los que me siento agobiada, tiendo a tener menos paciencia ante conductas fueras de lugar, o respuestas de los estudiantes de mala forma, lo que generalmente afecta negativamente el clima del aula.
¿De qué manera la formación en Inteligencia Emocional puede impactar en la prevención del estrés y el burnout docente?
La formación en Inteligencia Emocional (IE) brinda herramientas clave para reconocer y gestionar las propias emociones, es la autoconciencia emocional que nos permite anticipar situaciones de tensión y responder de forma más equilibrada, es decir, nos permite desarrollar habilidades como la autorregulación, la empatía y la resiliencia. La IE también favorece un sentido de propósito y motivación, fundamentales para el compromiso docente, pero también como parte de la vida.

Piensa en el futuro de la formación docente. ¿Qué rol debería tener la Inteligencia Emocional en los planes de estudio de las carreras de educación?
La IE debería tener un rol central en la formación docente, tanto como los contenidos pedagógicos o disciplinares. Sería muy interesante que si no se tiene en cuenta para los planes, se puedan hacer talleres, dinámicas, para trabajar las competencias emocionales, no solo desde una perspectiva teórica, sino también práctica y vivencial. Porque no solo favorece el futuro ámbito laboral sino también como sujetos cargados de emociones y experiencias.
¿Qué estrategias puedo implementar para ayudar a mis estudiantes a desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía?
Algunas estrategias que realizo en el aula:
• Comenzar la jornada con una breve “rueda emocional”, donde los estudiantes puedan compartir cómo se sienten, o “semáforo emocional” (rojo: me siento mal / amarillo: estoy regular / verde: me siento bien), utilizando tarjetas, emojis, apps o simplemente con la mano.
• Promover el trabajo en equipo con roles rotativos que favorezcan la escucha activa y el reconocimiento del otro.
• Preguntarles que harían frete a ciertas situaciones de estrés, y que aprendan a conocer otras formas de accionar.
Estrategias nuevas que podría implementar:
“Minuto de pausa” o técnicas breves de respiración como por ejemplo introducir pausas de 1-2 minutos con ejercicios simples de respiración o visualización (por ejemplo, “respira 4 segundos, sostén 4, exhala 4”). Con el objetivo de regular el estrés antes de exámenes o después de momentos tensos.
Saludos, ¡Muchas gracias a todos!
En respuesta a Granata Victoria

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Hamet Ana Laura -
Hola Victoria, muy interesantes tus respuestas a las consignas. Cómo pudiste plantear ejemplos precisos en tu práctica docente diaria, también las maneras que hiciste mención de cómo la Inteligencia Emocional puede ayudar a prevenir el estrés y el burnout, luego también cómo pudiste fundamentar la importancia de la implementación de la IE en el plan de estudio de cualquier carrera docente y, por último, super interesantes las estrategias para poder ayudar a los estudiantes a desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía.
Puedo decirte también que me resultó interesante poder ver que, si bien nuestras respuestas no fueron las mismas, sí coincidimos de forma general en las respuestas y que me pareció muy grato ver tu forma de responderlas de forma claras y concisas.
Saludos
En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de D'Andrea Maria Florencia -
En el marco de la lectura de los textos sugeridos pienso sobre el rol que juegan las emociones en mi práctica pedagógica cotidiana, así como la importancia de incorporar la Inteligencia Emocional en la formación docente y en el acompañamiento a nuestros estudiantes, que, en esta época es fundamental para poder llevar a cabo nuestra profesión.
Sin duda, mis emociones tienen una influencia directa en la forma en que enseño, en el dia a dia, la relación que establezco con mis estudiantes y en el clima que se genera en el aula. Puede suceder que un dia que uno esta mas irritable, frustrado, la paciencia disminuye y damos lugar a malos entendidos, malas contestaciones, etc. Cuando estamos mas equilibrados emocionalmente, estamos predispuestos a explicar varias veces con paciencia, realizar chistes, conversar de acontecimientos ajenos a la materia, etc.
Hoy en dia me sorprende, la cantidad de colegas que quieren dejar la profesión sin importar demasiado a que se podrían dedicar en el futuro. Eso es consecuencia de como se encuentra hoy el sistema educativo. TODO es responsabilidad del docente. Hace poco salió una publicación de que el rendimiento y estado emocional del aula depende del docente. Creo que no es asi. Esto nos lleva a hoy estar enfocándonos en la Inteligencia Emocional de nosotros para poder enfrentar los desafíos cotidianos que se nos presentan: conflictos, sobrecarga de tareas, escasa valoración profesional, entre otras. La formación en Inteligencia Emocional resulta fundamental para prevenir el estrés y el síndrome de burnout, ya que nos brinda herramientas para identificar, comprender y gestionar nuestras emociones. Desarrollar habilidades como la autorregulación, la empatía, la resiliencia y la conciencia emocional nos permite transitar estos desafíos de forma más saludable. Aprender a hacer pausas conscientes, reformular pensamientos negativos o recurrir a redes de apoyo profesional y personal son prácticas que pueden marcar una diferencia significativa en nuestro bienestar docente.
Considero que la Inteligencia Emocional debería ocupar un rol central en la formación docente. No solo se trata de enseñar contenidos disciplinares, sino de formar educadores capaces de crear vínculos, de sostener emocionalmente a sus estudiantes y de enfrentar las complejidades de la tarea educativa con herramientas personales sólidas.
Los planes de estudio deberían incluir espacios de formación específicos en educación emocional, tanto desde una perspectiva teórica como práctica. Talleres, instancias de reflexión personal, simulaciones de aula, análisis de casos y trabajo en equipo pueden contribuir a este propósito. La incorporación sistemática de la IE contribuirá a una práctica docente más humana, empática y sostenible en el tiempo.
demás, considero que la formación docente también debería incluir una preparación específica para el trabajo con estudiantes neurodivergentes, ya que su presencia en el aula es cada vez más frecuente. Conocer sus particularidades, respetar sus formas de aprender y comunicarse, y acompañarlos emocionalmente es clave para construir un clima áulico inclusivo. La combinación entre formación en IE y comprensión de la neurodiversidad permite generar espacios más respetuosos, equitativos y emocionalmente seguros para todos.
Entre las estrategias que implemento A VECES en el aula, son:
• Modelar la gestión emocional a través de mi propio comportamiento.
• Crear espacios seguros donde los estudiantes puedan expresar sus emociones sin temor a ser juzgados. Muchas veces cuando siento o veo un alumno que esta con temple diferente al normal, trato de acercarme, preguntar sin invadir, etc
• Fomentar actividades cooperativas donde se practiquen la escucha activa, el respeto por las diferencias y la colaboración. Muchas veces pongo música en un parlante o en el TV del curso.
En respuesta a D'Andrea Maria Florencia

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Rivas Paola -
Buenos Días María Florencia. Muy interesante lo que planteás, me llevó a comentar tu aporte, lo que expresás de que muchos docentes piensan en dejar la profesión, coincido en lo que planteás y pienso qué importante es trabajar las emociones también desde lo profesional, de esta manera habría más herramientas para superar esta situación que se plantea en docentes. También conozco varios que lo hicieron o están pensando en dejar la docencia, por cansancio, frustrados, etc. Saludos y nos leemos!!!
En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Rivas Paola -
Buenos días!!! Comparto mi aporte:
Las emociones tienen un impacto directo y constante en la calidad de enseñanza y en el clima emocional del aula. Por ejemplo, cuando enfrento un día con estrés personal o frustración, noto que tengo menos paciencia ante conductas desafiantes, lo que puede traducirse en respuestas más impulsivas o en un tono de voz más duro. Esto, a su vez, genera una reacción emocional en los estudiantes, afectando su disposición al aprendizaje.
En cambio, cuando me siento emocionalmente equilibrado, puedo manejar mejor situaciones de indisciplina, como cuando un estudiante interrumpe la clase. En lugar de reaccionar con enojo, recurro al diálogo empático para entender el motivo del comportamiento, lo cual mejora la relación docente-estudiante y reduce futuros conflictos.
Los textos leídos me hacen reflexionar que los docentes con mayor inteligencia emocional logran mejores resultados en la gestión del aula, pues regulan sus emociones de forma consciente, modelando conductas positivas ante sus alumnos.
La formación en inteligencia emocional actúa como una herramienta de protección frente al estrés crónico y el burnout, dos problemáticas comunes en el entorno docente. Según los artículos revisados, los docentes que desarrollan habilidades para reconocer, comprender y regular sus emociones están mejor preparados para afrontar la presión laboral, la indisciplina y la sobrecarga de tareas.
Por ejemplo, aprender a identificar señales tempranas de agotamiento emocional permite que un docente tome medidas preventivas, como ajustar sus expectativas, buscar apoyo o utilizar técnicas de autocuidado. Además, al mejorar la regulación emocional, se disminuyen las respuestas impulsivas ante situaciones conflictivas, lo cual reduce el desgaste emocional diario.
La inteligencia emocional también fomenta una actitud más resiliente y optimista, lo que contribuye al bienestar psicológico del docente y mejora su satisfacción profesional.
La inteligencia emocional debería ocupar un lugar central en los planes de estudio de las carreras de educación. No basta con formar docentes en contenidos disciplinares y metodologías; también es necesario fortalecer sus competencias socioemocionales.
La lectura del material propuesto me lleva a pensar que no solo mejora la gestión del aula, sino que también potencia el vínculo con los estudiantes, facilita el aprendizaje y contribuye al desarrollo integral de los alumnos. Considero que sería importante incorporar alguna disciplina o espacio en el cual se trabaje:
• Autoconocimiento emocional.
• Estrategias de regulación.
• Comunicación asertiva y resolución de conflictos.
• Empatía y habilidades sociales.
En mi tarea suelo incorporar algo de lo mencionado en alguna de las áreas que trabajamos en primaria como por ejemplo en Educación para el amor (ESI) o en Formación ética, etc. Esto se realiza extracurricular y en muy poco tiempo debido a que los contenidos nos apuran.
Además, estas competencias deben ser desarrolladas no solo desde lo teórico, sino también desde experiencias prácticas, reflexivas y vivenciales.
Existen varias estrategias efectivas que puedo aplicar en el aula para fomentar la regulación emocional y la empatía en los estudiantes:
• Rincón de las emociones: crear un espacio en el aula donde los alumnos puedan identificar cómo se sienten, usando caritas, termómetros emocionales o diarios breves.
• Diálogos reflexivos: después de conflictos o momentos de tensión, guiar conversaciones para explorar cómo se sintieron, qué causó la situación y cómo podrían manejarla mejor.
• Manifestar mi día emocilonal: al iniciar la clase comentar, señalar en un emociómetro, etc. como me encuentro emocionalmente para afrontar el día. Al finalizar el día volver a medir nuestras emociones para compartir si logramos salir de ella o quedamos estancados y buscar herramientas para superarlo.
Estas estrategias no solo benefician a los estudiantes en su vida escolar, sino que también los preparan para una convivencia social más saludable en el futuro.
En respuesta a Rivas Paola

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Collins Ma Agustina -
Hola Paola! Muchas gracias por tu aporte... me gustó que destacaras que "la inteligencia emocional también fomenta una actitud más resiliente y optimista, lo que contribuye al bienestar psicológico del docente y mejora su satisfacción profesional." Qué linda cuota de esperanza para nuestro hacer, a veces un poco exigido, un poco cansador. Gracias! Me quedé pensando en eso...
Además, me parecieron valiosas las estrategias que mencionás. Me gustó la última, la de "manifestar mi día emocional"... te cuento que cuando lo leí en una primera vez, pensé que te referías exclusivamente a que la docente cuente también a sus alumnos cómo se siente y habilite ese espacio de conectar con la propia interioridad. Y eso me sorprendió y me dio curiosidad... En una segunda pasada, entendí que estaba destinada a los alumnos, o por qué no, a todos. Me hizo pensar en lo interesante que sería que, como docentes, también hablemos de nuestras emociones con los alumnos (no como catarsis igual eh... si no para enseñar la importancia del autoconocimiento, de la consciencia emocional, de la empatía), sobre todo sabiendo que repercuten de alguna forma en nuestras clases... por ejemplo: "hola chicos, hoy estoy un poco cansada, me ayudaría con esto?" o "estoy muy contenta, por tal razón...". Sugerencias... ideas que se me cruzan y me invitan a seguir pensando... Gracias!
En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Collins Ma Agustina -
Hola a todos! Espero que estén muy bien...

Al leer los textos, y con lo que venimos trabajando, cada vez me doy más cuenta de que la inteligencia emocional es esencial para la educación, poniendo la mirada en nuestros alumnos y también en nosotros como docentes. La bibliografía sugerida, coinciden en destacar que las competencias emocionales del profesorado influyen directamente en la calidad del proceso de enseñanza y aprendizaje, así como en el clima escolar y en el bienestar general..

Por un lado, el primer artículo enfatiza que la inteligencia emocional actúa como un predictor del bienestar psicológico del docente, lo cual se traduce en un mejor manejo del aula y en vínculos más positivos con los alumnos . La autorregulación, la empatía y la conciencia emocional no solo previenen el desgaste profesional y el burnout, sino que también promueven una actitud reflexiva y resiliente frente a los desafíos cotidianos de la enseñanza que atravesamos día a día.

Por otro lado, el segundo texto complementa esta visión al subrayar que la formación docente debería incluir explícitamente el desarrollo de la inteligencia emocional como una competencia clave. La falta de estas habilidades, o el poco despliegue de las mismas, puede derivar en conflictos interpersonales, escasa motivación y respuestas inadecuadas ante la diversidad emocional del aula. Ojalá en mi paso por la facultad se hubiese tematizado más y abordado esta cuestión, que como venimos diciendo y descubriendo, es clave en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Como docentes, no solo se trata de impartir un saber... si no también de proponer un modo de ser, de pensar, de sentir y de habitar la realidad... Un docente con inteligencia emocional posibilita formas saludables de vinculación, resolución de conflictos y autorregulación emocional. En un contexto donde las exigencias escolares y sobre todo sociales son crecientes, cultivar la inteligencia emocional es una estrategia no solo pedagógica, sino que nos hace más humanos y hermanos entre nosotros.

En este marco, como estrategias que colaboren con el desarrollo de habilidades de regulación emocional y empatía de mis alumnos, se me ocurren juegos de roles y análisis de casos, la utilización de rutinas de pensamiento, que la pregunta por sobre cómo se sienten sea una pregunta habitual en nuestras clases (suelo hacerla al terminar la clase, después de haber compartido ese rato). Por momentos, la respiración y el mover un poco el cuerpo también pueden ayudar. Y creo que el testimonio de uno, como docente, también es clave, puede inspirar, enseñar, contagiar... así que esto me hace pensar en la escucha activa, la mirada atenta, el interés y la pasión, la actitud con la que nos paramos y posicionamos frente a ellos y con ellos.

Que tengan muy buen fin de semana! Nos leemos!
Saludos!
En respuesta a Collins Ma Agustina

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Falomir Giuliana Estefania MAgali -
de Falomir Giuliana Estefania MAgali - sábado, 17 de mayo de 2025, 16:43
¡Hola Collins Ma Agustina! Me interesó tu aporte, gracias por compartirlo.

Comparto varias de tus reflexiones. Coincido en que la inteligencia emocional es mucho más que una herramienta pedagógica, es una forma de estar en el aula, y también en la vida. Muchas veces, se espera del docente que tenga respuestas para todo, pero pocas veces se nos invita "o se nos forma" para mirar hacia adentro, reconocer nuestras emociones, y actuar desde ese lugar con conciencia y empatía, si bien siempre se habla de ser críticos, una cosa es decirlo, y otra ponerlo en práctica.

Me hizo pensar cuando dijiste que "no se trata solo de impartir un saber, sino también de proponer un modo de ser, de pensar, de sentir y de habitar la realidad". Me parece una definición profundamente humana del rol docente, y es algo que intento aplicar cotidianamente, aunque a veces el ritmo escolar, los problemas laborales y personales nos lleve a lo contrario. En ese sentido, también comparto tu deseo de que la formación docente inicial en tu caso, primario en el mío brinde más espacio a estos temas; ojalá podamos ser parte de ese cambio para las nuevas generaciones.

En cuanto a las estrategias que mencionas, como los juegos de roles, rutinas de pensamiento, el chequeo emocional al cierre de la clase o simplemente la respiración, son acciones simples pero poderosas para proponer cotidianamente.

Gracias nuevamente por tu aporte, realmente me inspira y me invita a seguir profundizando en este camino.

¡Un abrazo y que termines muy bien la semana!
En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Schneider Roxana anahÍ -
Buen día.
Teniendo en cuenta los textos leídos y las funciones que desempeño en mis puestos de trabajo, considero que las emociones siempre influyen en la práctica pedagógica. Lo que debemos tener en cuenta, es con que habilidades contamos o como desarrollo o desarrolle esas habilidades emocionales para cada circunstancia que se va presentando, muchas de las cuales no son positivas, por el contrario, en el ámbito educativo las relaciones con otros ya es compleja de por sí, y actualmente son más las situaciones de violencia, malos entendidos, contestaciones, que uno debe saber manejar sus propias emociones para no generar más conflicto y poder resolverlo con madurez.
El manejo de nuestras emociones tanto dentro del aula como fuera de la misma influyen notoriamente sobre nuestros alumnos y las relaciones con los pares. Por ejemplo, un docente que muestra entusiasmo y compromiso motiva favorablemente a sus alumnos, en cambio si ya ingresa ansioso o enojado, he observado que al estar este mal predispuesto, crea en el aula y fuera de la misma un ambiente tenso, los alumnos se ven más ansiosos, activos, elevan su tono de voz, dispersos y esto genera dificultad en el aprendizaje.
Si sabemos manejar nuestras emociones o desarrollamos esas habilidades, como directora observo aulas más cálidas, armónicas, ´propicias para el aprendizaje. El entusiasmo y la alegría con la que llegamos cada día a nuestro trabajo hace que motivemos a nuestros alumnos y pares. Por eso también es importante que la persona que nos recibe en la puerta sea motivadora de nuestras emociones, ellas al recibirnos con una sonrisa, un saludo, pueden hacer que cambiemos nuestro estado emocional y, esto mismo ocurre cuando nosotros recibimos a nuestros alumnos, ejemplo aquel que ingresa llorando o enojado y uno se coloca a la altura de ellos, los abraza y les pregunta por qué están así y pueden expresarlo con palabras, ya puede cambiar su ánimo con una palabra o gesto amoroso de contención por parte nuestra; aquel que no puede expresarse basta con un beso y un abrazo para cambiar su estado emocional (me refiero, en mi caso, a una población de niños desde los 3 años a 12 años).
La formación en inteligencia emocional puede impactar significativamente en la prevención del estrés y el burnout docente de diversas maneras:
* Mejora de la autorregulación: Capacita a los docentes para manejar sus emociones de forma saludable. Esto incluye la habilidad de controlar las reacciones impulsivas, adaptarse al cambio y manejar la frustración, lo que reduce la intensidad y la frecuencia del estrés.
* Fortalecimiento de la empatía: Permite a los educadores comprender y responder a las emociones de sus alumnos, colegas y padres de manera más efectiva. Esto, como explique más arriba, contribuye a mejorar las relaciones interpersonales, reducir los conflictos y fomentar un ambiente de trabajo más positivo y de apoyo, disminuyendo así el estrés derivado de las interacciones negativas.
* Aumento de la motivación: La inteligencia emocional fomenta una actitud positiva y la capacidad de automotivación, incluso frente a los desafíos. Esto ayuda a los educadores a mantener la energía y el entusiasmo por su trabajo, lo que actúa como un factor protector contra el burnout.
* Desarrollo de habilidades sociales: Facilita la comunicación efectiva, la colaboración y la resolución de conflictos, compartiendo con los pares/colegas. Los docentes con sólidas habilidades sociales pueden construir redes de apoyo y afrontar mejor las demandas emocionales del trabajo.
*Desarrollo de la autoconciencia: Permite a los docentes identificar sus propias emociones, reconocer los factores desencadenantes del estrés y comprender cómo sus emociones afectan su desempeño y bienestar. Esta conciencia es el primer paso para gestionar las emociones de manera efectiva.
* Mejora del bienestar general: Al sentirse más competentes en la gestión de sus emociones y relaciones, los docentes experimentan un mayor bienestar psicológico y satisfacción laboral. Esto contribuye a un ambiente de enseñanza más positivo y efectivo, beneficiando también a los estudiantes.
* Prevención del burnout: Al gestionar mejor el estrés y las emociones negativas, la formación en inteligencia emocional ayuda a los docentes a mantener un equilibrio emocional y a desarrollar resiliencia. Esto reduce significativamente el riesgo de experimentar el agotamiento físico y mental característico del burnout.
La inteligencia emocional debería ocupar un rol central y transversal en los planes de estudio de las carreras de educación para el futuro. Su desarrollo en los futuros docentes es fundamental para varios aspectos clave de su desempeño y el bienestar de sus estudiantes:
Beneficios de la Inteligencia Emocional en la Formación Docente:
* Mejora la práctica pedagógica: La inteligencia emocional ayuda a los docentes a reconocer, entender, utilizar y gestionar sus propias emociones y las de sus estudiantes de manera positiva y asertiva. Esto les permite responder de forma más eficaz a las diversas situaciones que se presentan en el aula.
* Crea ambientes de aprendizaje seguros y motivadores: Los docentes con alta inteligencia emocional son capaces de generar un clima en el aula donde los estudiantes se sienten seguros, valorados e incluidos, lo que favorece el aprendizaje y reduce la ansiedad. Un ambiente empático y acogedor, facilitado por la inteligencia emocional, contribuye a una mayor motivación en los alumnos.
* Fortalece las relaciones interpersonales: La inteligencia emocional facilita la construcción de relaciones positivas y significativas tanto con los estudiantes como con colegas, padres y la comunidad educativa en general.
* Ayuda a gestionar el estrés y aumentar la resiliencia: La profesión docente puede ser demandante y generar estrés. La inteligencia emocional proporciona herramientas para manejar el estrés de manera efectiva, adaptarse a los cambios y mantener la motivación frente a los desafíos del entorno educativo. Esto se traduce en una mayor resiliencia y bienestar profesional.
* Facilita la gestión de conflictos y comportamientos disruptivos: Los docentes emocionalmente inteligentes pueden abordar los conflictos y comportamientos desafiantes de los estudiantes de manera más efectiva, utilizando habilidades sociales y estrategias de resolución de conflictos para mantener un ambiente de aprendizaje estructurado y respetuoso.
* Fomenta el desarrollo socioemocional de los alumnos: Los docentes que comprenden y gestionan sus propias emociones están mejor equipados para guiar y apoyar el desarrollo emocional y social de sus alumnos, preparándolos para una educación integral.
* Promueve la reflexión sobre la propia práctica: La inteligencia emocional fomenta la autoconciencia, lo que permite a los docentes reflexionar sobre sus propias emociones, reacciones y cómo estas impactan en su enseñanza y en sus alumnos.
¿Cómo se podría integrar la inteligencia emocional en los planes de estudio?
* Incluir materias dedicadas al desarrollo de la inteligencia emocional, abordando temas como la autoconciencia, la autorregulación, la empatía, las habilidades sociales y la gestión de relaciones.
* Utilizar metodologías como el aprendizaje basado en problemas, el estudio de casos, simulaciones, que los futuros docentes puedan practicar y aplicar sus habilidades emocionales en situaciones simuladas. Fomentar la reflexión individual y grupal sobre las experiencias prácticas, analizando las emociones surgidas y cómo se gestionaron.
* Incorporar contenidos y actividades relacionadas con la inteligencia emocional en diversas asignaturas del plan de estudios, mostrando su relevancia en diferentes contextos educativos.
* Capacitaciones como esta diplomatura que estamos realizando. Ofrecer programas de mentoría donde docentes experimentados y otros profesionales de la educación con alta inteligencia emocional puedan guiar y apoyar a los futuros docentes en el desarrollo de estas habilidades.
* Evaluar no solo los conocimientos teóricos sino también las habilidades emocionales de los futuros docentes a través de diferentes instrumentos y metodologías.
En definitiva, la inteligencia emocional no debería ser considerada una habilidad blanda secundaria, sino una competencia fundamental que debe ser intencionalmente desarrollada en la formación de los futuros educadores para que puedan afrontar los desafíos de la profesión y contribuir de manera significativa al desarrollo integral de sus estudiantes. La inteligencia emocional proporciona a los docentes las herramientas necesarias para comprender y gestionar sus propias emociones y las de los demás. Esto les permite afrontar mejor los desafíos inherentes a la profesión, construir relaciones más sólidas y, en última instancia, prevenir el estrés y el burnout, promoviendo su bienestar y eficacia en el aula.
Estrategias que puedes implementar para desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía:
Para desarrollar la Regulación Emocional:
* Crear un ambiente seguro y de confianza: Los niños y jóvenes necesitan sentirse seguros para expresar sus emociones sin temor a ser juzgados. Establece normas claras de respeto y escucha activa.
* Enseñar vocabulario emocional, ayuda a los alumnos a identificar y nombrar sus emociones. Utiliza tarjetas con caras, cuentos, dibujos o actividades para ampliar su vocabulario emocional.
* Modelar la regulación emocional: Muestrar cómo se gestiona las propias emociones de manera saludable. Hablar sobre tus sentimientos y cómo los manejas en diferentes situaciones.
* Enseñar estrategias de afrontamiento, introduciendo diversas técnicas para manejar emociones difíciles, como la respiración profunda, la relajación muscular, la visualización, el mindfulness o la búsqueda de apoyo en adultos de confianza. Practicar estas estrategias en clase.
* Crear un "rincón de la calma": Designar un espacio tranquilo en el aula donde los alumnos puedan ir cuando necesiten regular sus emociones. Este rincón puede tener materiales relajantes como libros, almohadas, objetos sensoriales o música suave. (en el nivel inicial y 1er ciclo de primaria es una excelente estrategia a implementar, con conocimiento de causa, sé que da resultados altamente positivos, incluso las familias lo han implementado en sus hogares, con resultados muy positivos).
* Fomentar la resolución de problemas: Enseña a los alumnos a identificar el problema que desencadenó la emoción y a buscar soluciones constructivas en lugar de reaccionar impulsivamente.
* Utilizar cuentos y personajes: Analizar cómo los personajes de los libros gestionan sus emociones. Preguntar a los alumnos cómo se sentirían ellos en esa situación y qué harían.
* Incorporar actividades artísticas: El arte, la música, el teatro, la expresión corporal y la escritura pueden ser excelentes vías para expresar y procesar emociones de manera saludable.
* Establecer rutinas y estructuras: Un ambiente predecible y organizado puede ayudar a los alumnos a sentirse más seguros y a regular mejor sus emociones. UTILIZAR ANTICIPADORES DE RUTINAS, DE ORG. DE LA JORNADA Y ANTICIPADORES EMOCIONALES.
* Celebrar los progresos: Reconocer y elogiar los esfuerzos de los alumnos por identificar y gestionar sus emociones de manera positiva.
Para desarrollar la Empatía:
* Fomentar la toma de perspectiva: Pedir a los alumnos que se pongan en el lugar de otros en diferentes situaciones. Pregunta cómo se sentirían y por qué.
* Leer y discutir historias con diferentes perspectivas: Utilizar cuentos que presenten situaciones desde el punto de vista de varios personajes, incluyendo aquellos que son diferentes o están en desventaja.
* Realizar actividades de role-playing: Permitir a los alumnos representar diferentes roles y experimentar cómo se sienten otras personas.
* Promover la escucha activa: Enseñar a los alumnos a escuchar atentamente a sus compañeros, prestando atención no solo a las palabras sino también al lenguaje corporal y al tono de voz. Que le pregunten al compañero para comprender mejor los sentimientos de los demás.
* Fomentar la colaboración y el trabajo en equipo: Las actividades grupales brindan oportunidades para que los alumnos interactúen, se conozcan mejor y desarrollen la comprensión de las necesidades y sentimientos de los demás.
* Hablar sobre las diferencias individuales: Ayudar a los alumnos a comprender y valorar la diversidad en sus compañeros en cuanto a cultura, origen, habilidades y experiencias.
* Animar a ayudar a los demás: Promover acciones de ayuda y colaboración dentro y fuera del aula. Esto puede incluir tareas de voluntariado o proyectos de servicio comunitario.
* Utilizar noticias y eventos actuales: Discutir situaciones del mundo real y cómo afectan a diferentes personas. Esto puede ayudar a los alumnos a desarrollar una empatía más amplia.
* Modelar la empatía: Muestrar comprensión y sensibilidad hacia los sentimientos de los alumnos y de otras personas. Hablar sobre las propias experiencias y cómo intentamos entender a los demás.
* Fomentar la reflexión sobre las propias acciones: Después de una interacción o conflicto, animar a los alumnos a pensar sobre cómo sus palabras y acciones pueden haber afectado a los demás.
En respuesta a Schneider Roxana anahÍ

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Soto Norma Beatriz -
¡Excelente reflexión sobre la importancia de la inteligencia emocional en la práctica pedagógica! Tu análisis es profundo y abarca muchos aspectos relevantes, desde la influencia del estado emocional del docente en el aula hasta la prevención del burnout. Destacas con acierto la necesidad de desarrollar habilidades emocionales tanto en docentes como en alumnos, proponiendo estrategias prácticas y efectivas para lograrlo. La mención de la importancia de la formación en inteligencia emocional en los planes de estudio es crucial para el futuro de la educación. El detalle con que describes las estrategias para desarrollar la regulación emocional y la empatía es muy valioso, ofreciendo herramientas concretas y aplicables en el aula.

Saludos
En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Falomir Giuliana Estefania MAgali -
¿De qué manera mis propias emociones influyen en mi práctica pedagógica diaria? Proporciona ejemplos concretos.

Mis emociones inciden directamente en el ambiente del aula y en la calidad del vínculo que establezco con mis estudiantes. Por ejemplo, cuando me siento tranquila y motivada, soy más paciente y receptiva frente a las dificultades de aprendizaje o conducta, lo cual favorece una atmósfera de confianza. En cambio, si llego al aula con ansiedad o frustración (por motivos personales o institucionales), noto que tengo menos tolerancia ante interrupciones o comportamientos disruptivos, lo que puede derivar en respuestas reactivas o poco empáticas.
Un caso concreto ocurrió luego de una semana de doble turno, en una jornada de viernes por la tarde. Donde un estudiante interrumpía constantemente la clase mientras yo explicaba, molestaba a los compañeros, gritaba, golpeaba el banco entre otras cosas, también en los recreos se escondía en el baño demorandonos. Muchas cosas que, valga la aclaración, ya había sido advertida por varios docentes suyos, por lo cual quizás influyó en mi actuar con él, ya que estaba más al pendiente de él por miedo a que ocasionara algún problema. En un determinado momento reaccioné con rigidez, lo que generó tensión en el grupo y malestar en él, ya que comenzó a gritarme cosas.
Como vemos en el texto: "La inteligencia emocional del docente como predictor de la gestión del aula y de la eficacia de la disciplina" de Valente, Sabina; Lourenço, Abílio; Almeida, Leandro; Sainz-Gómez, Marta y Amaro, Pedro.
“Los docentes con mayores niveles de inteligencia emocional tienden a presentar mejores niveles de autorregulación emocional, lo cual reduce reacciones impulsivas frente a comportamientos desafiantes y promueve prácticas pedagógicas más reflexivas y eficaces.”
Al reflexionar posteriormente, comprendí que una gestión emocional más adecuada hubiese permitido una intervención más asertiva y formativa. También pensé, si hubiera puesto más atención en el alumno y menos en lo que me recomendaron los docentes hubiera comprendido o al menos escuchado al alumno para negociar y pautar normas, ya que luego conversé con él, nos disculpamos y el comenzó a actuar más tranquilo y participativo.

¿De qué manera la formación en Inteligencia Emocional puede impactar en la prevención del estrés y el burnout docente?
La formación en Inteligencia Emocional actúa como un factor protector frente al estrés y el burnout, al proporcionar herramientas para reconocer, comprender y regular nuestras propias emociones y las de los demás. Según Claudia Costa-Rodríguez, Ximena Palma-Leal, Carla Salgado Farías los docentes emocionalmente inteligentes tienden a desarrollar mejores climas de aula y relaciones interpersonales, lo que disminuye los factores de riesgo asociados al desgaste profesional.
Es decir que, la formación en Inteligencia Emocional actúa como un factor protector frente al burnout, ya que ofrece herramientas para reconocer y gestionar emociones, establecer límites y evitar la acumulación de tensión emocional.
Por ejemplo, un docente con habilidades de Inteligencia Emocional puede identificar señales tempranas de agotamiento, implementar estrategias de autocuidado y establecer límites saludables. Asimismo, la Inteligencia Emocional favorece una reinterpretación más flexible y menos amenazante de los desafíos diarios, lo que reduce la carga emocional negativa acumulativa que muchas veces lleva al burnout.
“Docentes con mayores niveles de inteligencia emocional muestran niveles más bajos de agotamiento emocional, y tienden a gestionar mejor las exigencias emocionales de la enseñanza.”

Piensa en el futuro de la formación docente. ¿Qué rol debería tener la Inteligencia Emocional en los planes de estudio de las carreras de educación?
La Inteligencia Emocional debería ocupar un lugar central en la formación docente inicial y continua, al igual que la didáctica o la planificación curricular. No puede concebirse la enseñanza como una práctica exclusivamente técnica: es profundamente relacional y emocional. Incluir asignaturas específicas sobre Educación Emocional, espacios de reflexión personal y actividades experienciales permitiría a los futuros docentes desarrollar conciencia emocional, habilidades de regulación, empatía y comunicación asertiva.
Los autores destacan que los docentes con mayor Inteligencia Emocional logran una mejor gestión del aula y mayor eficacia disciplinaria, lo que impacta directamente en los aprendizajes. Por ello, integrar la Inteligencia Emocional en los programas de formación no solo contribuye al bienestar del educador, sino también a una educación más humanizadora y efectiva.

¿Qué estrategias puedo implementar para ayudar a mis estudiantes a desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía?
Algunas estrategias prácticas que puedo aplicar incluyen:

-Modelar comportamientos emocionales adecuados: como docente, es indispensable ser un referente en la forma de expresar y regular emociones ayuda a los estudiantes a aprender por observación. Para esto se requiere práctica y autocrítica.

-Crear espacios de diálogo emocional: utilizar técnicas como la “rueda de emociones” al inicio o cierre de la jornada para que los estudiantes puedan identificar y compartir cómo se sienten, es algo que intentamos implementar cotidianamente, el diálogo grupal para tratar diversos temas y que puedan expresarse libremente, también se implementa incorporar materiales como literatura o recursos audiovisuales que aborden temas emocionales y luego generar debates o actividades de reflexión para fomentar la empatía.

-Fomentar la resolución de conflictos desde el diálogo y la comprensión mutua, promoviendo que los estudiantes escuchen activamente y consideren la perspectiva del otro.
En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Hamet Ana Laura -
Buenas tardes, envío a continuación mis respuestas a cada consigna:

1- ¿De qué manera mis propias emociones influyen en mi práctica pedagógica diaria? Proporciona ejemplos concretos.
A partir de la lectura de los textos sugeridos, de las clases sincrónicas y de mi propia experiencia como docente puedo llegar a la conclusión de que nuestras emociones influyen en la práctica pedagógica diaria por el solo hecho de que somos personas. En uno de los textos muy bien se plantea que las emociones son fundamentales en el proceso de enseñanza-aprendizaje por dos motivos:
"(…) en primer lugar [porque] el proceso educativo implica la interacción entre personas y, en segundo lugar, porque la identidad personal y profesional de los
docentes en muchas ocasiones son inseparables y en el aula se convierten en factores de influencia en la autoestima y en el bienestar personal y social. (Nías 1996, como se citó en Cejudo y López-Delgado, 2017, p. 30)".
Tal es así que el rol docente en su práctica pedagógica, exige un desempeño con un alto nivel de sensibilidad a las emociones propias y de sus estudiantes para así facilitar mejores relaciones interpersonales dentro de la escuela.
Otro de los autores hace la siguiente mención:
“Bisquerra (2005) por ejemplo, destaca el hecho de que un profesor puede ser más consciente de los vínculos socio-afectivos que establece con sus estudiantes en la medida que es más consciente de su propia emocionalidad y de la de sus estudiantes”.
Es muy importante conocer nuestras emociones frente a diversos comportamientos que puedan llegar a tener los estudiantes, para poder luego regularlas o cambiarlas en lo posible. Por ejemplo: si un estudiante se pelea con otro alumno, evitar gritarles o tener un comportamiento más agresivo sino hablarles bien, tranquilos, tratando de que me expliquen por qué se dio la pelea y buscar luego una solución. Otro ejemplo podría ser si nos damos cuenta de que algunos alumnos no están entendiendo el tema, explicarles las veces que sea necesario pero siempre de un mismo modo, no alterandonos o que vean que vamos perdiendo la paciencia.

2- ¿De qué manera la formación en Inteligencia Emocional puede impactar en la prevención del estrés y el burnout docente?
Para empezar a responder la pregunta, comparto a continuación una cita de uno de los textos sugeridos:
“En esta secuencia, la profesión docente está actualmente muy relacionada con las emociones desagradables (Littleton, 2021), así como con experiencias negativas producto de acciones indisciplinadas en la clase, derivando en situaciones de estrés y burnout (Brackett et al., 2010; Mérida-López & Extremera, 2022)”
Como podemos ver, hoy en día se asocia a la docencia con emociones desagradables que tiene el mismo docente por producto de lo que vive dentro del aula sumado a las tareas extras que tiene que hacer y que, por lo tanto, debe llevarse a su casa. Tal es así que le terminan provocando situaciones de estrés y burnout, haciendo referencia ésto último a una sensación de saturamiento, agotabilidad…
Ante esto, podemos ver que la Inteligencia Emocional se define como:
“En cuanto a la IE, se definió como la habilidad para percibir, valorar y expresar adecuadamente una emoción. Su desarrollo implica el aprendizaje de ciertas competencias relacionadas con la habilidad para comprender el origen de la emoción y la regulación de la misma con el fin de generar un crecimiento intelectual y emocional (Mayer y Salovey, 1997, como se citó en Bisquerra, 2010)”.
En el contexto de la labor docente, la práctica profesional está marcada por patrones de conducta emocionales que la mayoría de las veces ocurren de forma inconsciente, por lo tanto, el nivel de IE que el profesor o profesora pueda desarrollar es de vital importancia para generar un buen clima de aula.
Otra de las citas:
“... distintos estudios han demostrado que la inteligencia emocional es una competencia emocional fundamental para el rendimiento laboral de los profesores, comprobándose que está correlacionada, por ejemplo, con los siguientes factores: con mejores relaciones entre el profesor y los alumnos (Noreen & Kazim, 2021), la satisfacción de los alumnos (Maamari & Majdalani, 2019), el proceso de enseñanza y aprendizaje (Yin et al., 2013), y con la gestión de los conflictos en el aula (Valente & Lourenço, 2020)”
En resúmen, podemos decir, que la IE puede ayudar en la prevención del estrés y burnout docente de diversas maneras pero nos va a permitir saber u aprender que después de que ocurra ese “desborde” (cuando la emoción supera la capacidad de regulación habitual), aparecerán determinadas “manifestaciones” de la conducta que pueden expresarse en forma verbal, física, siendo más o menos pasivas. Pero, tenemos que saber que todo esto es “temporal”.
Además, formarnos en IE nos permite: “identificar la emoción”, para luego “validar la experiencia” y así poder actuar de una manera más acorde y con mayor comprensión. Para que, por último, “ofrezcamos regulación” proponiendo o planteandonos estrategias adaptadas a cada situación.

3- Piensa en el futuro de la formación docente. ¿Qué rol debería tener la Inteligencia Emocional en los planes de estudio de las carreras de educación?
Para pensar en el futuro de la formación docente, primero creo que debemos de analizar nuestras prácticas docentes actuales para así luego poder proyectarnos hacia adelante y analizar el rol que la Inteligencia Emocional podría tener en los planes de estudio de las carreras de educación.
Por un lado, creo que es de fundamental importancia que se implemente la capacitación en esta área ya sea como una nueva materia común a todas las carreras o sino que aparezca dentro de los contenidos de alguna asignatura en particular como por ejemplo: “Psicología”, “Psicología y Educación”, “Sujetos de la Educación”, “Práctica Docente”, etc. Ya que como podemos ver y aprender en esta diplomatura, es de vital importancia para nuestro posterior desempeño en el aula como docentes y también para la vida misma.
Y, por otro lado, comparto a continuación una cita de uno de los textos:
“En este sentido, se hace necesario destacar que las primeras dos décadas de vida de la mayoría de las personas se desarrollan principalmente dentro de las escuelas, por lo tanto, parece lo más lógico que, además de las familias, sean los y las docentes los encargados de educar desde la etapa infantil el autoconocimiento y el manejo emocional; sin embargo, esta importante tarea no se debe dejar al criterio o iniciativa de cada profesor o profesora”.
Tal y como se expresa, si se pretende que los docentes eduquen desde temprana edad a sus alumnos el autoconocimiento y el manejo emocional, lógicamente se debe comprender que los mismos tienen que estar capacitados para esa labor y como hice mención antes si no está dentro del plan de estudio y además no realizó alguna capacitación sobre el tema, no estará por lo tanto capacitado. Volviendo a recalcar la importancia de que se implemente.

4- ¿Qué estrategias puedo implementar para ayudar a mis estudiantes a desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía?
Las estrategias que puedo implementar para ayudar a mis estudiantes a desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía son las siguientes:
- Mantener la calma
- Crear un espacio seguro
- Validar sentimientos: reconociendo sus emociones sin juzgar
- Ofrecer alternativas: ofreciendo técnicas de respiración y autorregulación
- Seguimiento posterior: analizando el incidente con el estudiante.
Otras estrategias que se pueden implementar para situaciones de agresiones entre pares:
- Identificación
- Intervención
-Acompañamiento
- Prevención
Además, otras estrategias de intervención inmediata frente a una agresión:
- Priorizar la seguridad
- Mantener la calma
- Escuchar a todas las partes
- Enfocarse en los hechos
También, podemos:
- Facilitar el diálogo
- Promover la empatía
- Acordar la reparación
- Evaluar y seguir

Espero que les hayan gustado mis respuestas, saludos.
En respuesta a Hamet Ana Laura

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Lorenzini Maria Lucrecia -
¡Hola compañera!
Tus respuestas evidencian una profunda sensibilidad hacia la práctica docente, destacando el hecho de que las emociones influyen por el simple hecho de ser seres humanos. Me gusta cuando dices que hay que hacer énfasis en la necesidad de reconocer las propias emociones como paso inicial a sostener vinculos positivos y empaticos con los estudiantes. En la carrera de psicopedagogía, hemos aprendido que los procesos de enseñanza-aprendizaje no se desarrollan en un "vacío", sino en contextos que al gestionarse adecuadamente, y estableciendo una conexión empática, de escucha y acompañamiento constante, se podrán generar aprendizajes emocionalmente significativos. Por ello coincido totalmente en que la inclusión de la Educación Emocional en los planes de estudio revelan la importancia de comprometernos de forma genuina a educar de forma más profunda, emocionalmente consciente y transformadora.
En respuesta a Hamet Ana Laura

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Peralta Lescano Aldana Virginia -
Hola Ana Laura! Muy buena intervención y, sobre todo, la estrategia de priorizar la seguridad de los alumnos. Es importante que los estudiantes generen un vínculo seguro con su escuela, y que encuentren en el docente, además de una figura de autoridad, a un adulto responsable y empático al momento de necesitar hablar.
Saludos!
En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Fretes Rocio -
Hola! Como están? Primero, puedo decir que lo abordado desde la bibliografía y los encuentros sincrónicos, me ha permitido reflexionar sobre mi práctica pedagógica y la incidencia que poseen mis propias emociones en ella. Si bien uno siempre intenta dar lo mejor de sí en cada clase, es una realidad que somos personas y muchas veces portamos ciertas preocupaciones, tristezas, e incluso alegrías. Asimismo, creo que nuestro mundo emotivo entra rodar todo el tiempo en la escuela y en el aula, ya que, como sabemos, allí también nos encontramos con múltiples vínculos, personalidades y realidades que influyen considerablemente en la convivencia y la práctica pedagógica diaria. Si pensara en un ejemplo concreto, puedo mencionar aquellas ocasiones donde los estudiantes se encuentran estresados y dispersos, (sobre todo en época de evaluaciones) dificultándose la atención y por ende la explicación de un tema importante o la realización de una actividad: esto muchas veces hace que nos frustremos y nos cansemos de llamarles la atención, ya que no planeado no coincide con lo que sucede realmente. Sin embargo, esto también se transforma en una oportunidad para pensar en otras alternativas o sencillamente dar lugar a lo que los estudiantes están sintiendo.
Teniendo en cuenta lo que se afirma desde Valente, S. et al. (2024) “Los procesos emocionales son evidentes en el aula, donde las relaciones interpersonales pueden generar un desarrollo emocional positivo entre el profesor y los alumnos (Pishghadam et al., 2023), o el desgaste emocional de los profesores (Savina et al., 2021). (…) Así, la enseñanza es una actividad exigente (Savina et al., 2021). En esta secuencia, la profesión docente está actualmente muy relacionada con las emociones desagradables (Littleton, 2021), así como con experiencias negativas producto de acciones indisciplinadas en la clase, derivando en situaciones de estrés y burnout (Brackett et al., 2010; Mérida-López & Extremera, 2022).” (p. 97) es necesario apelar a una formación en inteligencia emocional (en adelante IE) que permita prevenir estas situaciones de estrés o colapso gestionando aquellas emociones intensas que se suelen vivir en la profesión pero también, pudiendo abordar mejor, de este modo, situaciones conflictivas o conductas desadaptativas en el aula, ya que requieren por supuesto de un docente que pueda gestionar sus emociones y con ellas optimizar sus acciones.
En este sentido, nos dicen Claudia Costa-Rodriguez, Ximena Palma-Leal, Carla Salgado Farías (2021) que es un “(…) requisito indispensable para la innovación pedagógica el que todo agente educativo conozca y entienda cómo aprende el cerebro, cómo procesa la información y cómo regula las emociones, sentimientos y estados de ánimo (Campos, 2010). (…) las emociones son la base para el aprendizaje y muy difícilmente podría asimilarse algún contenido fuera del espacio emocional. En este contexto es importante destacar la importancia de que las y los profesores tengan un acabado conocimiento de su propia emocionalidad y cómo autorregularse, para posteriormente y a partir de sus propias herramientas poder educar y orientar emocionalmente a sus estudiantes.” (p. 231) Como tal, el aspecto emocional es una dimensión fundamental en el proceso de aprendizaje, lo que actualmente se encuentra adquiriendo mayor relevancia, aunque progresivamente. Por ello y teniendo en cuenta la complejidad del trabajo docente, es necesario que los profesores, siguiendo con dichos autores, lleven a cabo una formación que les permita apoyar y acompañar el crecimiento de sus estudiantes ya que “Es deber de la escuela, y por ende del profesorado, crear un clima de aula favorable que estimule a los educandos a progresar, reforzando su autoestima y crecimiento integral, porque ya es sabido que el aprendizaje se da con mayor significancia cuando las y los estudiantes se sienten respetados y tratados con afecto” (p.232) Atendiendo ello, se vuelve menester el abordaje de la IE desde la formación docente inicial, ya que diversos estudios han demostrado que en la actualidad ello queda reducido a la arbitrariedad de cada docente y sus formaciones a posteriori, es decir, ya en ejercicio.
Por último, desde la práctica pedagógica puedo involucrar la IE, primero, formándome profesionalmente y segundo, pudiendo concretizar sus aportes en la cotidianeidad del aula. La puesta en práctica de una escucha activa, atenta, comprensiva, sin juzgar, primero, permitirá poder generar vínculos que habiliten el abordaje de las emociones como un tema que para muchos estudiantes resulta dificultoso. Hecho esto, podrían implementarse momentos en que se lleven a cabo distintos ejercicios de respiración, poder verbalizar, nombrar, identificar y hablar de las emociones (puede ser con actividades para que puedan expresar cómo se sienten) mostrando también como nosotros mismos podemos regular nuestras emociones y resolver los conflictos de manera pacífica. Otra cuestión importante es poder establecer reglas de cuidado y comportamiento claras, dialogando también entre todos. Finalmente, para trabajar la empatía, se me ocurre que podrían realizarse juegos de roles, jornadas reflexivas en torno a ciertos casos, materiales audiovisuales, lecturas literarias.
En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Soto Norma Beatriz -
Buenas Noches.

¿De qué manera mis propias emociones influyen en mi práctica pedagógica diaria?
Mis propias emociones influyen significativamente en mi práctica pedagógica diaria, impactando en mi interacción con los estudiantes, la planificación de clases y la gestión del aula. Un estado emocional positivo, como la alegría o la tranquilidad, me permite ser más paciente, creativa y empática en mi enseñanza. Por ejemplo:
- Ejemplo positivo: Si me siento entusiasmada con un tema, mi energía y pasión se transmiten a los alumnos, generando un ambiente de aprendizaje más atractivo y participativo. Puedo improvisar actividades dinámicas y responder con flexibilidad a las preguntas y necesidades de mis estudiantes.
- Ejemplo negativo: La tristeza o la ansiedad pueden afectar mi capacidad para conectar con los alumnos, llevando a una menor participación y motivación en el aula. Puede dificultar mi capacidad de escuchar activamente las inquietudes de los alumnos o de responder de forma empática a sus necesidades emocionales.
¿De qué manera la formación en Inteligencia Emocional puede impactar en la prevención del estrés y el burnout docente?
La formación en Inteligencia Emocional (IE) es crucial para la prevención del estrés y el burnout docente. Esta formación permite:
- Mejor gestión del estrés: Aprender técnicas de autorregulación emocional, como la respiración consciente, la meditación, ayuda a controlar las respuestas emocionales al estrés. La formación en IE equipa a los docentes con estrategias para manejar la presión laboral y las demandas emocionales del trabajo.
- Mejora de las relaciones interpersonales: Desarrollar habilidades de comunicación asertiva y empatía fortalece las relaciones con los estudiantes, padres y colegas. Un entorno de trabajo positivo y de apoyo reduce el aislamiento y la sensación de sobrecarga que contribuyen al burnout.

El futuro de la formación docente. ¿Qué rol debería tener la Inteligencia Emocional en los planes de estudio de las carreras de educación?
La IE debería ser un componente fundamental en los planes de estudio de las carreras de educación. No se trata solo de un tema complementario, sino de una competencia esencial para el desempeño profesional eficaz y el bienestar del docente. Su inclusión debería:

- Ser transversal: La IE debe integrarse en todas las asignaturas, no solo como un curso aislado. Esto implica formar a los futuros docentes en la aplicación de la IE en sus prácticas pedagógicas, desde la planificación hasta la evaluación.
- Acompañamiento continuo: La formación en IE debería extenderse más allá de la formación inicial, incluyendo programas de desarrollo profesional continuo que ayuden a los docentes a mantener y mejorar sus habilidades emocionales a lo largo de su carrera.

¿Qué estrategias puedo implementar para ayudar a mis estudiantes a desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía?
Para ayudar a mis estudiantes a desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía, puedo implementar las siguientes estrategias:
- Educación emocional explícita: Incluir actividades que enseñen a identificar y nombrar las emociones, tanto propias como ajenas. Utilizar cuentos, juegos, dinámicas de grupo y otras actividades para promover la comprensión emocional.
- Modelado: Mostrar, a través del propio comportamiento, cómo se regulan las emociones en situaciones desafiantes. Comunicar mis propios sentimientos de forma asertiva y empática.
- Práctica de habilidades: Ofrecer a mis alumnos oportunidades para practicar la regulación emocional a través de actividades como la respiración profunda, la relajación muscular o técnicas de autoinstrucción.
- Fomento de la empatía: Incluir actividades que promuevan la perspectiva de los demás, como juegos de roles, trabajos en grupo o debates sobre temas que involucren emociones y diferentes puntos de vista.
- Creación de un clima seguro: Establecer un ambiente de aula donde los alumnos se sientan seguros para expresar sus emociones sin miedo a ser juzgados. Escuchar activamente sus inquietudes y responder con empatía.


Saludos
En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Soto Selva Margarita -
Buenas Noches a todos.

1. Influencia de Mis Propias Emociones en la Práctica Pedagógica
Mis emociones juegan un papel crucial en el aula. Por ejemplo, si inicio la clase sintiéndome ansioso, es probable que esa energía se transfiera a los estudiantes, generando un ambiente tenso. Por otro lado, cuando me siento entusiasta, puedo motivar a mis alumnos de manera más efectiva. Un caso concreto sería cuando he utilizado técnicas de relajación antes de clases difíciles; esto me ha permitido mantener la calma y crear un espacio más receptivo.
2. Impacto de la Formación en Inteligencia Emocional
La formación en Inteligencia Emocional puede ser fundamental para prevenir el estrés y el burnout docente. Al aprender a reconocer y gestionar mis propias emociones, puedo enfrentar mejor los desafíos diarios. Por ejemplo, estrategias como la práctica de la auto-reflexión y la creación de redes de apoyo pueden reducir la sensación de aislamiento y mejorar mi bienestar general.
3. Rol de la Inteligencia Emocional en la Formación Docente
En el futuro, la Inteligencia Emocional debería ser un componente central en los planes de estudio de las carreras de educación. Formar a los futuros docentes en habilidades emocionales no solo mejorará su bienestar, sino que también les proporcionará herramientas para crear entornos de aprendizaje más positivos y efectivos. Esto podría incluir cursos específicos sobre gestión emocional, empatía y resolución de conflictos.
4. Estrategias para Desarrollar Habilidades Emocionales en Estudiantes
Para ayudar a mis estudiantes a desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía, puedo implementar varias estrategias:
• Actividades de Reflexión: Fomentar la escritura en diarios donde los estudiantes puedan expresar sus emociones y reflexionar sobre ellas.
• Juegos de Rol: Utilizar dramatizaciones para que los estudiantes practiquen la empatía al ponerse en el lugar de otros.
• Mindfulness: Introducir ejercicios de atención plena para ayudar a los estudiantes a reconocer y gestionar sus emociones en el momento.
En respuesta a Soto Selva Margarita

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Chelini Camila Anabel -
En cuanto al aporte, lo realizaré basándome en lo que escribió mi compañera Soto Selva.
La disposición emocional del docente actúa como un telón de fondo invisible pero poderoso en el aula. Tal como señala la compañera, un estado de ansiedad en el docente puede impregnar el ambiente, generando inquietud en los estudiantes. En contraste, el entusiasmo genuino del docente se convierte en un motor que impulsa la motivación y el compromiso de los alumnos.
De cara al futuro de la educación, resulta fundamental que la Inteligencia Emocional se integre de manera transversal en la formación inicial y continua del docente. Dotar a los futuros y actuales docentes de habilidades emocionales sólidas no solo contribuirá a su propio equilibrio personal y profesional, sino que también les proporcionará las competencias necesarias para construir entornos de aprendizaje emocionalmente inteligentes.
Finalmente, las estrategias que propones para cultivar las habilidades emocionales en los estudiantes son de gran valor para la práctica docente. Fomentar actividades de reflexión guiada donde los alumnos puedan explorar y expresar sus emociones a través de la escritura; implementar juegos de rol que les permitan practicar la empatía al adoptar diferentes perspectivas; e introducir prácticas de mindfulness para desarrollar la conciencia y la regulación emocional en el momento presente, son herramientas pedagógicas poderosas. Al incorporar estas estrategias, el docente no solo promueve el bienestar emocional de sus estudiantes, sino que también enriquece el proceso de aprendizaje y fomenta un clima de respeto, comprensión y colaboración en el aula.
En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Lorenzini Maria Lucrecia -

¡Hola a todos!

Aquí van mis respuestas a las consignas propuestas: 

1) Cabe señalar que no soy docente, pero como estudiante avanzada en Psicopedagogía, puedo comprender que la disposición emocional de los docentes muchas de las veces influye en como acompañan los procesos de enseñanza-aprendizaje. Esto no solo se ve en el ambito educativo, podemos pensarlo en todos los ambitos que impliquen relacion entre el que enseña y aprenda. 

Las emociones pueden influir, por ejemplo, en la que forma en que un docente interviene ante una situación de conflicto, frustracción acádemica o desregulación emocional de un estudiante. Desde mi experiencia como estudiante, he visto a docentes que ante la conducta desafiante o desregulada de un estudiante, pueden irritarse o simplemente no saber como responder a esa emoción tanto propia que le genera la situación o a la del mismo estudiante, obstaculizando el vínculo establecido. A veces uno inconscientemente no mide su forma de responder frente a una situación, por no estar informado de lo que sucede del otro lado o porque hasta el mismo docente, es un ser humano con sus propios problemas y cuestiones por resolver, y a veces esto aunque no se quiera se ve de cierta forma en su ejercicio diario. 

En cambio, también he visto a docentes que ante estados emocionales de compañeros son conscientes de los mismos, donde activando la escucha empática, pudieron hacer a un lado su propia vida, sus propios problemas y supieron, quizá con poco y nada de información, actuar con mayor contención y apoyo, registrando esas emocionales y brindando el espacio necesario. Esto favorecio mucho al clima del aula, incluso una resolución más constructiva del aprendizaje. 

2) En mi opinión, y según el material de Valente, la formación en IE en docentes permitiría anticiparlos ante situaciones emocionalmente intensas y reconocer fortalezas para poner en acción, y debilidades para gestionar y tomar decisiones más saludables. Es una competencia que les brindará protección frente al desgaste emocional, físico y mental, así como el burnout docente. También podría promover espacios de autorregulación, redes de apoyo entre colegas de trabajo y alternativas frente a la resolución de conflictos. En su mayor expresión facilitaria la resiliencia frente a la acumulación de tensiones, emociones reprimidas, inseguridades ante como enfrentar una situación. 

3) Como bien se menciona, autores como Bisquerra (2005) y Palomero (2009) proponen que la formación en Educación Emocional debe ser puesta en práctica, evidenciandose un alcance optimo para poder acompañar a los estudiantes en sus procesos de aprendizaje, pero también uno como profesional saber como transitar los propios. 

Se trata de pensar que este conocimiento es central para el desarrollo personal y profesional. He tenido la experiencia de tener docentes que lograban agregarle esa pizca de sentimiento y emoción a los temás expuestos, mediante intercambios y reflexiones. También nos hacían pensar sobre nuestro propio proceso, sobre nuestra forma de enfrentar situaciones así en cualquiera de los ámbitos en los que nos desempeñemos en el futuro. 

Por ello opino que, sin lugar a dudas, es una competencia importante a adquirir para fortalecer la salud mental propia y la de los demás; favorecer una gestión positiva del clima educativo, permitiendo actuar con empatía, sensibilidad y enseñar desde la experiencia, pero también desde el corazón. 

4) Como futura psicopedagoga, si decido desempeñarme en el ámbito educativo. Ya sea como orientadora, profesora o incluso brindando sugerencias a docentes, propondría: 

- Diseño de intervenciones integradas que incluyan espacios de reflexión e intercambio.

- Trabajar con recursos audiovisuales o narrativos para expresar emociones. 

- Proponer instancias lúdicas y dinámicas, por ejemplo, rol playing o formación de grupos para fomentar la toma de perspectiva, el reconocimiento de las emociones del otro.

- Proponer instancias de relajación antes de iniciar una clase y después de terminarla, por ejemplo, correr los bancos a un rincón y caminar por el espacio, conectando mente y cuerpo, con música alegre y tranquila para ambientar y reflexionar sobre como estamos ese día, que sentimos, tratar de alejar los malos pensamientos. Y al finalizar para expresar como fue la jornada y escuchar al otro. 

En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Chelini Camila Anabel -
Hola a todos.
Mi experiencia como docente me confirma que las emociones son una fuerza poderosa que moldea mi práctica pedagógica cada día. No se trata solo de transmitir conocimientos, sino de interactuar con seres humanos en un contexto cargado de afectividad. Como bien señalan los textos, "el proceso educativo implica la interacción entre personas" y, además, "la identidad personal y profesional de los docentes en muchas ocasiones son inseparables".
Además, mi capacidad para conectar con mis propias emociones es fundamental para establecer conexiones significativas con mis alumnos. "Bisquerra (2005) por ejemplo, destaca el hecho de que un profesor puede ser más consciente de los vínculos socio-afectivos que establece con sus estudiantes en la medida que es más consciente de su propia emocionalidad y de la de sus estudiantes".
Mis emociones modulan el ambiente del aula, si estoy apática o desmotivada, esa energía se transmite, afectando la participación y el aprendizaje. Por el contrario, mi entusiasmo y alegría crean un ambiente positivo y estimulante.
La Inteligencia Emocional es una herramienta esencial para mi salud y bienestar como docente. La profesión a menudo implica lidiar con emociones desagradables y situaciones estresantes, derivando en situaciones de estrés y burnout.
La formación en IE me enseña a gestionar el estrés, a mantener la calma en situaciones desafiantes y a recuperarme emocionalmente después de un día difícil. Al manejar mis emociones, mejoro mi capacidad para gestionar el aula, resolver conflictos y crear un entorno de aprendizaje positivo, lo que disminuye el estrés relacionado con la enseñanza.
Al igual que mis compañeros visualizo un futuro en la formación docente donde la Inteligencia Emocional ocupe un lugar central. Actualmente, los planes de estudio suelen priorizar los contenidos, descuidando la dimensión emocional del proceso educativo.
Como docente puedo implementar diversas estrategias para cultivar la regulación emocional y la empatía en mis estudiantes:
* Modelar la inteligencia emocional: mi propia conducta es un ejemplo poderoso, al manejar mis emociones de manera constructiva, escuchar con atención y mostrar empatía, les enseño con el ejemplo.
* Fomentar la autoconciencia: implemento actividades que les ayuden a "identificar la emoción", como llevar un diario de emociones o hacer rondas de expresión emocional en clase.
* Enseñar estrategias de regulación: les proporciono herramientas para manejar el estrés y regular las emociones, como técnicas de respiración, resolución de problemas y reestructuración cognitiva.
* Crear un espacio seguro: establezco un ambiente de confianza donde se sientan cómodos para expresar sus emociones y practicar nuevas habilidades.
Saludos los leo.
En respuesta a Chelini Camila Anabel

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Cabrera Rocío -
Hola Camila, en base a tu experiencia confirma que las emociones del docente moldean el aula y van más allá de enseñar contenidos. La conciencia emocional del docente es clave para conectar con los alumnos. El estado emocional del docente influye directamente en el ambiente de aprendizaje. La Inteligencia Emocional es vital para el bienestar del docente, ayudando a manejar el estrés y mejorar la gestión del aula. Es fundamental integrar la IE en la formación docente. Tus estrategias para desarrollar la regulación emocional y la empatía en los estudiantes son muy valiosas. En definitiva, las emociones y la IE son centrales para una educación de calidad y el bienestar de todos.

Saludos y buenas noches
En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Ramirez Damian Hugo de Nazaret -
¡Buenas Tardes a todas y todos! A través de la lectura en conjunto de los distintos aportes de todos los que estamos realizando esta diplomatura, que provienen de diferentes areas, no solo desde la educativa, puedo comprender que están presentes cuestiones que se repiten: la importancia de lo emocional y la NO separación de esta en cuanto al individuo, esto sin duda demuestra lo vital que significa el estudio, no solo epistemológico o didáctico de las emociones en el quehacer profesional, sino también su "correcta" implementación en las distintas curriculas, la urgencia de su implementación desde lo practico determinara el camino a seguir para lograr mejores resultados, no solo académicos, sino también psicofísicos.
En respuesta a Primera publicación

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Cabrera Rocío -
Buenas noches, escribo mi aporte:
1. ¿De qué manera mis propias emociones influyen en mi práctica pedagógica diaria? Proporciona ejemplos concretos.
Como docente, mis emociones son una parte inseparable de mi práctica diaria. Los textos señalan que la enseñanza es inherentemente un proceso de interacción humana, y por lo tanto, las emociones juegan un papel crucial. "El proceso educativo implica la interacción entre personas y, en segundo lugar, porque la identidad personal y profesional de los docentes en muchas ocasiones son inseparables y en el aula se convierten en factores de influencia en la autoestima y en el bienestar personal y social" (Nías 1996, como se citó en Cejudo y López-Delgado, 2017, p. 30).
Además, mi capacidad para reconocer mis propias emociones impacta directamente en cómo me relaciono con mis estudiantes. "Bisquerra (2005) por ejemplo, destaca el hecho de que un profesor puede ser más consciente de los vínculos socio-afectivos que establece con sus estudiantes en la medida que es más consciente de su propia emocionalidad y de la de sus estudiantes".
* Ejemplo 1: Manejo de conflictos: Cuando un estudiante tiene un conflicto con otro, mis emociones influyen en cómo abordo la situación. Si me dejo llevar por la frustración, puedo reaccionar de manera impulsiva, gritando o castigando sin entender completamente lo sucedido. En cambio, si soy consciente de mis emociones, puedo mantener la calma, escuchar a ambas partes y buscar una solución constructiva.
* Ejemplo 2: Dificultades de aprendizaje: Si noto que algunos estudiantes tienen dificultades para comprender un tema, mi paciencia y empatía son clave. Si me siento frustrado o impaciente, puedo transmitir esa negatividad a los estudiantes, haciéndolos sentir inseguros o desmotivados. Pero si manejo mis emociones, puedo explicar el tema de diferentes maneras, brindar apoyo adicional y animarlos a seguir intentándolo.
2. ¿De qué manera la formación en Inteligencia Emocional puede impactar en la prevención del estrés y el burnout docente?
La Inteligencia Emocional (IE) juega un papel fundamental en mi bienestar como docente, especialmente en la prevención del estrés y el burnout. Los textos señalan que la docencia puede ser una profesión emocionalmente exigente. "En esta secuencia, la profesión docente está actualmente muy relacionada con las emociones desagradables (Littleton, 2021), así como con experiencias negativas producto de acciones indisciplinadas en la clase, derivando en situaciones de estrés y burnout (Brackett et al., 2010; Mérida-López & Extremera, 2022)".
La IE me proporciona herramientas para:
* Regular mis emociones: La IE se define como "la habilidad para percibir, valorar y expresar adecuadamente una emoción. Su desarrollo implica el aprendizaje de ciertas competencias relacionadas con la habilidad para comprender el origen de la emoción y la regulación de la misma con el fin de generar un crecimiento intelectual y emocional (Mayer y Salovey, 1997, como se citó en Bisquerra, 2010)". Esta habilidad me permite manejar el estrés y mantener el equilibrio emocional frente a las demandas del trabajo.
* Mejorar mi desempeño: "Distintos estudios han demostrado que la inteligencia emocional es una competencia emocional fundamental para el rendimiento laboral de los profesores, comprobándose que está correlacionada, por ejemplo, con los siguientes factores: con mejores relaciones entre el profesor y los alumnos (Noreen & Kazim, 2021), la satisfacción de los alumnos (Maamari & Majdalani, 2019), el proceso de enseñanza y aprendizaje (Yin et al., 2013), y con la gestión de los conflictos en el aula (Valente & Lourenço, 2020)". Al desarrollar mi IE, puedo mejorar mis relaciones con los estudiantes, crear un ambiente de aula positivo y manejar los conflictos de manera efectiva, lo que a su vez reduce el estrés y el riesgo de burnout.
En resumen, la IE me permite "identificar la emoción", luego "validar la experiencia" y finalmente "ofrecer regulación". Esto me ayuda a comprender mis propias reacciones y a responder de manera más adaptativa a las situaciones desafiantes en el aula.
3. Piensa en el futuro de la formación docente. ¿Qué rol debería tener la Inteligencia Emocional en los planes de estudio de las carreras de educación?
Para mí, es crucial que la formación docente del futuro incorpore la Inteligencia Emocional de manera significativa. Actualmente, siento que los planes de estudio a menudo se centran demasiado en los aspectos técnicos de la pedagogía, descuidando el desarrollo emocional.
Considero que la IE debería implementarse de la siguiente manera:
* Integración curricular: La IE no debería ser una materia aislada, sino que debería integrarse en todo el plan de estudios, en materias como "Psicología", "Psicología y Educación", "Sujetos de la Educación" o "Práctica Docente". Esto permitiría que los futuros docentes desarrollen habilidades emocionales en conexión con los contenidos específicos de su área.
* Formación integral: "En este sentido, se hace necesario destacar que las primeras dos décadas de vida de la mayoría de las personas se desarrollan principalmente dentro de las escuelas, por lo tanto, parece lo más lógico que, además de las familias, sean los y las docentes los encargados de educar desde la etapa infantil el autoconocimiento y el manejo emocional; sin embargo, esta importante tarea no se debe dejar al criterio o iniciativa de cada profesor o profesora". Si se espera que los docentes eduquen a los estudiantes en el ámbito emocional, es fundamental que ellos mismos reciban una formación adecuada en IE.
4. ¿Qué estrategias puedo implementar para ayudar a mis estudiantes a desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía?
Como docente, puedo utilizar diversas estrategias para promover la regulación emocional y la empatía en mis estudiantes:
* Manejo de situaciones conflictivas: Ante agresiones entre pares, es importante seguir una serie de pasos: "Identificación", "Intervención", "Acompañamiento" y "Prevención".
* Intervención inmediata: En el momento de la agresión, debo "Priorizar la seguridad", "Mantener la calma", "Escuchar a todas las partes" y "Enfocarse en los hechos".
Además, puedo fomentar un ambiente de respeto y comprensión, donde "Validar sentimientos: reconociendo sus emociones sin juzgar" y "Ofrecer alternativas: ofreciendo técnicas de respiración y autorregulación" sean prácticas habituales. También es importante el "Seguimiento posterior: analizando el incidente con el estudiante" para ayudarlo a reflexionar y aprender de la experiencia.
Otras estrategias útiles incluyen:
* "Facilitar el diálogo"
* "Promover la empatía"
* "Acordar la reparación"
* "Evaluar y seguir"
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Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Batalla Delfina -
Hola!!

Me parece importante destacar que las emociones siempre influyen en la práctica pedagógica diaria, por lo menos desde lo que observo desde mi punto de vista, y mi experiencia. El tono de voz, los gestos, la forma de expresarnos que hacen que ellos (los estudiantes) nos escuchen más, o que en ellos no aparezca el interés; como así también en nosotros la impaciencia frente a la conducta o las respuestas de ellos. Creo también que tiene mucho que ver la forma en que explicamos las cosas, y las ganas que le ponemos a la explicación, eso ellos lo notan mucho. Personalmente, a mi me pasa, que escuchar a alguien hablar apasionadamente de un tema hace que yo también me interese en aprender o en hacer, y a veces, pasa que estamos atravesados por emociones que no nos permiten sostener esa pasión al explicar, y generar un cierto “caos” o “desmotivación” en los alumnos.
Creo que la formación en inteligencia emocional nos va a permitir reconocernos a nosotros como personas que además de ser docentes también estamos atravesados por emociones, y que está bien si en algún momento necesitamos hacer mención de las mismas, nos va a permitir reconocerlas en nosotros, y que los alumnos también las puedan reconocer en ellos y entre ellos.
Opino que debería ocupar un lugar más relevante o importante, donde se haga conciencia de la existencia del mismo, tener asignaturas que enseñen al docente a comprender y gestionar sus emociones, y también a reconocerlas en el otro, o ayudar al otro a llevarlas y atravesar las emociones. Actividades o talleres que permitan que las emociones sean parte del salón de clases y no algo externo.
Se me ocurre la estrategia de tener un cuaderno de expresiones, tipo diario, donde en cada clase se les de algunos minutos para que expresen sentimientos, inquietudes, o molestias, a través de la palabra, el dibujo, la letra de alguna canción, expresando de manera consciente que están sintiendo y qué los hace sentir así.
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Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Schweizer Hector Nahuel -
Buenas noches. ¿Cómo están?
A partir del análisis de los textos de Costa-Rodríguez, Palma-Leal y Salgado Farías (2021), y de Valente et al. (2024) y lo trabajado en las clases pude reflexionar como mis emociones tienen un impacto profundo y constante en mis prácticas pedagógicas diarias. Lejos de ser elementos secundarios o privados, nuestras emociones constituyen un eje central que incide directamente en el ambiente del aula, la calidad de la enseñanza y el bienestar de los estudiantes, estas emociones son la base para el aprendizaje y muy difícilmente podría asimilarse algún contenido fuera del espacio emocional” Costa Rodríguez et (p. 231). Esto nos dice a que mi estado emocional condiciona no solo cómo me comunico y gestiono la clase, sino también el modo en que mis estudiantes reciben e interpretan lo que enseño. Por ejemplo, en días en los que me siento frustrado, noto que mi nivel de paciencia disminuye, y con ello también la calidad de mis intervenciones pedagógicas. En estas situaciones, suelo tener menos tolerancia ante la falta de atención o el desinterés de los estudiantes, lo que puede generar un clima tenso que afecta la dinámica del grupo.
La inteligencia emocional es una herramienta clave para la prevención del estrés y el burnout docente, condiciones cada vez más frecuentes en el ejercicio de la profesión debido a las múltiples exigencias emocionales y laborales a las que nos enfrentamos diariamente.
Costa-Rodríguez et al. (2021) destacan que es “un requisito indispensable para la innovación pedagógica que todo agente educativo conozca y entienda cómo regula las emociones, sentimientos y estados de ánimo” (p. 231). Para los autores, las emociones no solo influyen en el aprendizaje del estudiante, sino también en el bienestar integral del propio docente. En este sentido, la formación en inteligencia emocional permite:
• Reconocer y comprender las emociones propias
• Autorregular el estrés
• Desarrollar la empatía.
Para concluir, estas estrategias no requieren grandes recursos, pero sí una disposición docente consciente, sostenida y empática. Al acompañar a nuestros estudiantes en el desarrollo de estas habilidades, estamos promoviendo su bienestar presente y futuro, al mismo tiempo que construimos una escuela más humana y significativa.
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Re: Actividad Asincrónica 14/05

de GIORDANO MARÍA SALOMÉ -
Reflexión de mis propias prácticas.
Hace 22 años que soy docente, durante todo este tiempo mi mirada sobre la educación fue cambiando. Recuerdo en los primeros años donde los modelos eran más rígidos, nos parábamos ante la clase con la iza, los alumnos escuchaban silenciosos, casi sin interrupciones, sólo transmitíamos saberes. Los alumnos eran oyentes silenciosos, no se expresaban y eran obedientes al reglamento áulico. De las emociones no se hablaba, como que no existían, no se reconocían.

Pero mi aula fue cambiando, yo fui cambiando, mis alumnos fueron cambiando y era necesario comenzar a investigar, leer y estudiar. Fue ahí cuando Lucas Malaisi comenzó a realizar charlas por las diferentes provincias pidiendo por la ley de educación emocional. “Era un visionario”. Me llevó a estudiar la licenciatura en Neuroeducación dictada por la Universidad de Concepción del Uruguay. Ahí comencé a entender un poco más. Como funcionan nuestras emociones biológicamente. Comprendí la necesidad de acompañar emocionalmente al aprendizaje, que la enseñanza y aprendizaje que tanto me habían enseñado en el terciario, le faltaba una pata, que a partir de ahora iba a ser aprendizaje, enseñanza e inteligencia emocional.
Hace años que se que la cercanía, afectividad, empatía nos acercan más a nuestros alumnos. Niños que hoy en día están dinamitados de contenido por las redes sociales, contenidos que dejaron de tener exclusividad del colegio. Entonces aprendí que debo encontrar nuevos caminos para llegarles.
Comprendí que no puedo educar sin emoción, nuestros alumnos necesitan ser escuchados, atendidos, pero nosotros como profesionales de la educación también estamos afligidos, cansados, agotados con necesidad de comprender nuestras emociones. Las cargas escolares, el bajo sueldo nos llevan a tomar horas , cargos para llegar a fin de mes. Entonces nos encontramos alumnos y docentes en aulas desbordadas de emociones.
Este recorrido personal me lleva a pensar de la importancia de las futuras generaciones de docentes en la preparación en Educación Emocional, que los ayude a gestionar primero sus emociones con inteligencia para luego trabajarlas con los niños. Es una responsabilidad adquirida.

En este camino, rescato la lectura de Claudia Costa Rodríguez, especialmente su libro Docentes emocionalmente inteligentes. Ella afirma que “la inteligencia emocional no es un rasgo con el que se nace, sino una competencia que se construye”, y que puede ser desarrollada en el aula, a través de la reflexión y la práctica cotidiana. Comprender esto me dio esperanza: todos podemos aprender a gestionar nuestras emociones, a conocerlas, a hacerlas aliadas en lugar de obstáculos.

Del mismo modo, los aportes de Tito Orlando Chunga Díaz refuerzan esta mirada: para él, la inteligencia emocional es una herramienta clave para el ejercicio de una docencia comprometida, empática y transformadora. Señala que el docente emocionalmente inteligente es aquel que no solo transmite saberes, sino que también es capaz de leer las emociones de su grupo, adaptarse, crear climas de aprendizaje positivos y fortalecer los vínculos humanos en la escuela.

Hoy miro hacia atrás y veo cuánto he cambiado. Ya no soy la misma docente que empezó hace más de dos décadas. Ahora sé que mis emociones también enseñan. Que la manera en que me vinculo, escucho, acompaño y contengo, tiene tanto valor como los contenidos que desarrollo. Sé que la inteligencia emocional no es solo un concepto, sino una práctica cotidiana que se construye en cada clase, en cada mirada, en cada gesto de cuidado hacia mis estudiantes y hacia mí misma.
Y sé que cada día tenemos más desafíos educativos, pero siempre con la esperanza que la educación emocional tomará nuestras aulas para que sean más humanas.

Intento reflexionar , pensar ...¿además de que la Educación Emocional sea una asignatura más en los profesorados docentes, tambíen los docentes que estamos ejerciendo deberíamos tener una contención emocional?
En respuesta a GIORDANO MARÍA SALOMÉ

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Gonzalez Erica Anahi -
¡Hola, Salomé!

Amé leer tus vivencias en la educación; también tuve neurociencias en mi carrera, pero tal cual como vos decís, por ahí se ve todo más por el lado del alumnado.

Y qué importancia lo de pensar en las docentes que ya están ejerciendo. Realmente creo que estas capacitaciones, que traen consigo herramientas de autorregulación y comprensión de uno mismo, buscan ese tipo de contención, aunque hay que admitir que fue buscado por nosotros mismos y no dado desde el ministerio, por ejemplo. Creo que haces también referencia a todas las exigencias que hay hoy en día en las que se ve vulnerada la salud (física, mental y emocional) para obtener un premio salarial. Y concuerdo totalmente en que tal vez si todos fueran educados emocionalmente, podrían ser más empáticos y pensar un poco más en el otro que está frente al aula formando seres, que implica todo de nosotros como personas.

¡Saludos!
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Re: Actividad Asincrónica 14/05

de tibalt rocio -
De qué manera mis propias emociones influyen en mi práctica pedagógica diaria? Proporciona ejemplos concretos.
Mis emociones pueden ayudarme a desarrollar mejor mis clases, aprender como gestionar mis propias emociones, me dará herramientas para que ´mis alumnos también lo logren. Creo que la capacitación en estos aspectos es un factor fundamental.

¿De qué manera la formación en Inteligencia Emocional puede impactar en la prevención del estrés y el burnout docente?
Un docente que logre manejar sus emociones, trabajarlas, logrará conectar de una manera distinta y mas atractiva con sus estudiantes, puesto que se encontrará mas motivado y causará un mayor impacto en sus alumnos. Esto hará que sus niveles de estrés disminuyan y que aumente su efectividad.

Piensa en el futuro de la formación docente. ¿Qué rol debería tener la Inteligencia Emocional en los planes de estudio de las carreras de educación?
Educar las emociones se volvió fundamental. En la actualidad las empresas buscan empleados emocionalmente inteligentes, capaces de aceptar desafíos, de trabajar en equipo. El rol de la escuela ha cambiado notoriamente. Hoy todos los contenidos se encuetran a un clic. Es prioridad incorporar al aula la inteligencia emocional y que los alumnos logren gestionarlas.


¿Qué estrategias puedo implementar para ayudar a mis estudiantes a desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía?
El juego en el aula puede ser un valioso aliado para desarrollar habilidades de regulación emocional, también lo es el trabajo en equipo, el enfrentar a los estudiantes ante situaciones que luego encontraran en la vida real para que puedan crear estrategias para hallar soluciones. Todo esto ademas de regularlos emocionalmente aumentará su motivación y se sentirán más a gusto en las clases.

Coincido con Carmen Lezcano cuando menciona qué: "a través de mi formación en Inteligencia Emocional, he aprendido a aplicar técnicas de regulación, como la respiración consciente antes de iniciar una clase exigente, la práctica de la empatía al atender inquietudes de los estudiantes y la gestión adecuada del lenguaje emocional para evitar respuestas impulsivas. Incorporar estos aspectos no solo me ha ayudado a mejorar mi bienestar, sino que también ha generado un impacto positivo en el clima del aula".
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Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Peralta Lescano Aldana Virginia -
Hola a todos. Para empezar, ¿De qué manera mis propias emociones influyen en mi práctica pedagógica?

Mi relación con las emociones en el aula es compleja, pues, soy una persona con un nivel de autoexigencia bastante elevado: Me gusta cumplir con mis obligaciones en tiempo y forma, y, a la vez, brindar clases de calidad a mis alumnos. Todo esto, sumado a la falta de tiempo y a las circunstancias de la vida personal, hace que no siempre pueda dar el 100% en mis clases. Recuerdo una vez que no pude traer un recurso que había prometido a mis alumnos para una clase, y debido a esto, me invadió un sentimiento de culpa muy grande. De esa situación yo hice un problema, pero luego fui entendiendo que no puedo pretender que todo salga de acuerdo al plan, y que debo darle espacio a estos pequeños errores o situaciones. que no es grave y que tengo que "aprender a fluir" ( Bisquerra en Costa-Rodríguez, C. y otros).
Otro ejemplo es el manejo del estrés ante situaciones de violencia escolar: recuerdo que en un reemplazo dos alumnas se pelearon al finalizar la jornada, luego de lograr separarlas con la ayuda de otros docentes y que llamáramos a las familias de cada una de las chicas, también tuvimos que evitar que los familiares de una de las chicas golpeara a la otra alumna. Recuerdo que ese día volví a casa con los nervios de punta, debido a una situación de violencia de esa magnitud, y, tiempo después lo atribuí a situaciones de bullying de mi pasado y a mi baja tolerancia a la violencia de cualquier tipo.
 
¿De qué manera la formación en Inteligencia Emocional puede impactar en la prevención del estrés y el burnout docente?
La formación en Educación Emocional es fundamental para prevenir complicaciones a futuro con el estrés y el burnout, ahora soy consciente de esto. Si quiero ser una buena docente y entender lo que les pasa a mis estudiantes, primero tengo que entenderme a mí misma.
Ya he pasado por situaciones de estrés para entender que mis límites importan, que no siempre podré con todo, y eso está bien. En cuanto a cómo me manejo en estas situaciones de violencia escolar, además de mi propio trabajo sobre mis emociones, también dependen de un trabajo institucional y de las familias, para prevenir y trabajar sobre estas situaciones.

Piensa en el futuro de la formación docente. ¿Qué rol debería tener la Inteligencia Emocional en los planes de estudio de las carreras de educación?
Considero que la Inteligencia Emocional tiene que ser una de los ejes o pilares de los planes de estudio en las carreras de formación docente. "En el contexto escolar, los profesores son importantes gestores de las emociones, suyas y de sus alumnos, y su capacidad para percibir, comprender y regular las emociones, tanto propias como de los alumnos, es el mejor indicador del equilibrio emocional de la clase" (Valente, Lourenço, & Dominguez-Lara, 2023). Cuando nos formamos como docentes, no hay que olvidar que trabajamos con personas, por eso, entendernos a nosotros mismos, aprender a regular nuestras emociones y ayudar a nuestros alumnos a hacer lo mismo, es la vía para fomentar un espacio de convivencia sano, tanto dentro como fuera del aula.

¿Qué estrategias puedo implementar para ayudar a mis estudiantes a desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía?
1) Incentivar el diálogo. En la materia que yo dicto, Psicología, es un espacio propicio para dialogar sobre salud mental y emociones
2)Promover la escucha activa.
3) Proponer actividades de análisis de casos o role-play, para generar empatía ante situaciones de violencia o bullying.
4) Proponer un "diario emocional", para que cada alumno lleve un registro de sus sentimientos a lo largo de la semana, y pueda reflexionar sobre el mismo.
En respuesta a Peralta Lescano Aldana Virginia

Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Griot Maria de los milagros -
Hola!
Coincido con lo planteado. La inteligencia emocional es clave en la tarea docente y en todas las carreras a fines con la educación. También creo que conocernos y gestionarnos emocionalmente nos permite acompañar mejor a los alumnos, y a los docentes/compañeros de trabajo, sobre todo cuando surgen situaciones difíciles. Me pareció muy valioso lo que compartiste sobre el estrés y los recursos que proponés para trabajar la empatía y la regulación emocional en el aula.
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Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Griot Maria de los milagros -
1. ¿De qué manera mis propias emociones influyen en mi práctica pedagógica diaria?
Mis emociones están presentes en cada momento de mi práctica profesional supervisada. En la práctica psicopedagógica con niños de segundo grado, me doy cuenta de que mi estado emocional puede facilitar o entorpecer los procesos que llevo adelante. Si estoy atravesando un día complicado, si estoy angustiada, ansiosa o simplemente agotada, noto que me cuesta más escuchar con paciencia, contener a los chicos o sostener situaciones de frustración.

Pero cuando logro identificar lo que siento, hacer una pausa y autorregularme, me vuelvo más disponible para acompañarlos. Por ejemplo, si un niño se frustra porque no puede resolver una actividad y reacciona con llanto o enojo, mi manera de intervenir va a depender mucho de cómo estoy emocionalmente. Si estoy tranquila, puedo acercarme, validar lo que le pasa, ofrecerle ayuda y generar un espacio de contención. Si no, corro el riesgo de responder de forma automática o con poco tacto.

Por eso considero que trabajar con mis propias emociones no es algo accesorio, sino esencial para construir vínculos significativos y favorecer el aprendizaje de los chicos desde un lugar respetuoso y humano.

¿De qué manera la formación en Inteligencia Emocional puede impactar en la prevención del estrés y el burnout docente? 
Estoy convencida de que la formación en Inteligencia Emocional es una herramienta fundamental para cuidarnos y sostenernos en esta profesión. Trabajar con niños implica una gran carga emocional: acompañamos historias difíciles, frustraciones escolares, conflictos familiares, y todo aquello que conllevan las trayectorias reales de los estudiantes. Todo atraviesa.

Cuando no tengo herramientas para procesar lo que me pasa o cuando no me doy el tiempo para registrar mis emociones, el cansancio se acumula y aparece el riesgo del burnout. Pero cuando cuento con recursos emocionales, puedo detectar a tiempo las señales de estrés, pedir ayuda, reorganizar mi trabajo y sostener el acompañamiento sin lastimarme ni lastimar a otros.

Desde la psicopedagogía, también considero que existe un rol importante con los docentes. Muchas veces necesitan ser escuchados, poder hablar de lo que sienten en su tarea cotidiana. En esos espacios, la psicopedagogía puede acompañarlos desde una escucha atenta, validando lo que les pasa y ofreciendo sugerencias o recursos que ayuden a mejorar el clima del aula. La Inteligencia Emocional no es solo algo que aplicamos con los chicos, sino también entre adultos, dentro del equipo de trabajo. Cuando logramos generar vínculos más empáticos y colaborativos, todo el sistema se fortalece

3. Pensando en el futuro de la formación docente, ¿qué rol debería tener la Inteligencia Emocional en los planes de estudio de las carreras de educación?

Desde mi mirada, la Inteligencia Emocional debería tener un lugar central en la formación docente.

En mi caso, trabajando con niños pequeños, muchas veces me encuentro con emociones intensas: angustia, enojo, miedo, incluso alegría que cuesta canalizar. Si no me preparo para eso, corro el riesgo de desconectarme emocionalmente o de responder de manera impulsiva.

Además, considero fundamental que en los planes de estudio también se incorporen temas como la gestión de conflictos, la comunicación no violenta y el trabajo sobre habilidades sociales. Estas herramientas son necesarias para generar un clima de aula más saludable, prevenir la violencia escolar y fortalecer el vínculo pedagógico. Si los futuros docentes no reciben formación en estas áreas, se ven más expuestos al desgaste emocional, a situaciones que los sobrepasan y que terminan afectando tanto su salud como el aprendizaje de sus alumnos.

4. ¿Qué estrategias puedo implementar para ayudar a mis estudiantes a desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía?

En mi PPS con niños de segundo grado, se aplican varias estrategias que apunta a justamente:: ayudarlos a reconocer lo que sienten y a ponerse en el lugar del otro.

Una de las cosas que más se utiliza es reconocimiento de emociones a través de imágenes. Tarjetas con caritas o situaciones cotidianas, donde se propone que elijan cuál representa cómo se sienten. Eso les da palabras para expresar lo que a veces no saben nombrar.

También uso cuentos que abordan emociones como el miedo, el enojo o la tristeza. Además, existe una área de expresión artística. Donde se mezclan habilidades que conllevan el manejo del cuerpo, de las emociones, de los sentidos, respiración, etc. 

Además, en cada oportunidad trato de dar lugar a que hablen sobre su día, sobre lo que les pasó. Y cuando hay conflictos, aprovecho para trabajar en conjunto: escucharlos, ayudarles a identificar lo que sintieron y buscar juntos formas de reparar.

Por último, con la docente de grado, consideramos que "nuestro propio ejemplo es clave".  Cuando pongo en palabras cómo me siento (“Estoy un poco preocupada, pero igual estoy acá para ayudarte”), les estoy mostrando que está bien sentir, que las emociones no son un problema, y que se pueden gestionar. Eso, poco a poco, va sembrando en ellos la capacidad de autorregularse y de tener en cuenta al otro.

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Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Latosinski Pablo Gerardo Nicolas -
Buenas tardes a Todos!
Primeramente considero apropiado destacar que el hecho educativo en sí, es una actividad intencional, donde las motivaciones que nos convocan son muy variadas y válidas a ser consideradas, tanto desde el rol docente como del alumnado.
Por otro lado, es importante destacar también, que la educación en sí misma, es un acto de amor y de entrega que no se circunscribe únicamente al espacio físico del aula y del colegio, sino que trasciende los mismos, dado que como docentes, pero antes como personas, siempre estamos en actitud de enseñanza a partir de nuestras maneras de ser y proceder, es decir debemos ser ejemplo de lo que predicamos con nuestras acciones y mucho más con nuestras emociones.
Considero entonces, que las emociones juegan un papel fundamental en todo el proceso de enseñanza y en nuestra práctica pedagógica diaria, influyendo en cuestiones tales como la manera en que interactuamos con la persona de nuestros estudiantes y desde allí como los potenciamos o no; la forma en que gestionamos los momentos áulico a través de la toma de decisiones buscado crear un ambiente de aprendizaje, etcétera
Por otro lado entender la importancia vital que tiene la educación emocional en nuestras vidas como herramienta para aprehender a potenciar nuestra inteligencia emocional y la de los demás es muy significativa y hasta nodal, ya que la misma tiene un impacto significativo en la prevención del estrés y del burnout en la persona del docente.
Entiendo que , la Educación Emocional, puede ayudarnos desde la óptica docente a poder reconocer y gestionar nuestras emociones de manera más efectiva, aprender a comunicar y comunicarnos de manera más cierta con las personas con quienes convivimos a diario en el ámbito educativo, aprender a desarrollar estrategias de afrontamiento para manejar el estrés y la ansiedad como así también crear espacios de bienestar general que se traducirían en sensaciones de mayor satisfacción laboral, mejor salud física y mental.
Por último comentar que una de las estrategias que utilizo en mis clases es la de habilitar la palabra, lo cual consiste en expresar lo que sentimos y pensamos. Todas las opiniones son dignas de ser dadas a conocer y escuchadas siempre que vengan acompañadas de un argumento válido. A partir de la palabra trabajamos la diferencia entre escuchar y oír como así también potenciar los momento de silencio.
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Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Rebaudino Veronica -
Hola a todos!
En relación a las consignas propuestas para la reflexión me parece importante retomar la importancia de la formación en Inteligencia Emocional en la formación docente.
Creo que este es un espacio fundamental para generar cambios que permitan a docentes y estudiantes trabajar en el autoconocimiento, la regulación de las emociones, la investigación de propuestas y acciones concretas y diversas para el aula, el diseño de actividades, la puesta en práctica y evaluación de proyectos.
Involucrarse y pensarse como sujetos de emociones desde la misma formación docente, permite entender también "nuestras emociones" cuando estamos al frente de una clase. Entender también que si bien muchas veces estamos atravesados por diversas circunstancias, nosotros somos los adultos responsables en un grupo clase y somos quienes estamos a cargo de ciertas situaciones, en las que debemos actuar responsablemente.
La inteligencia emocional no debiera sólo trabajarse en los espacios curriculares de Psicología y Educación, sino también en espacios como Didáctica General, Talleres de Práctica, sino también en los talleres de expresión estética que integran diversos lenguajes artísticos (música, expresión corporal, plástica, teatro, entre otros).
Las propuestas formativas también pueden hacerse en un abanico de actividades optativas que permita al estudiante expresarse de formas diversas, en distintos lenguajes, no de manera única o uniforme. Esto supone matrices de aprendizaje diferentes y otra mirada acerca de la evaluación.

Retomo los aportes de Tamara Alegre en cuanto al posicionamiento del docente en aulas emocionalmente inteligentes y a la necesidad de incluir este contenido en los planes de Formación Docente, en todas la áreas y niveles de la educación. Sin dudas coincido con ella en que este abordaje previene situaciones conflictivas que se expresan en diversos ámbitos y también permite un abordaje integral y personalista al momento de intervenir frente a emergentes. La convivencia en el aula y en la escuela depende de todos y cada uno de nosotros y creo que formaciones como éstas nos fortalecen profesionalmente y permiten expandir su impacto en el cotidiano institucional.
Un gusto leerlos, cariños a todos

Vero
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Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Gonzalez Erica Anahi -

¡Buenas noches! Envío mi respuesta a la actividad:

1. ¿De qué manera mis propias emociones influyen en mi práctica pedagógica diaria? Proporciona ejemplos concretos.

 Teniendo en cuenta que todo ser humano está atravesado por su sentir, sus emociones, y que depende de la forma en la que se regulan y comprenden las mismas, en cómo este se relaciona con los demás. Diría que, según mi estado emocional diario, será la forma en la que desempeñaré mi trabajo en el aula con los estudiantes. 
Por ejemplo: Si un día me encuentro triste/angustiada, y si no puedo salir de este estado, es probable que no pueda detenerme a ver al otro, si le pasa algo, o reaccionaría de una forma muy distinta ante algún problema que surja. Y sobre todo, sería más complejo idear estrategias en la marcha si no funciona lo planificado.
En cambio, si voy con mis emociones reguladas y me encuentro alegre, mi actuar frente al aula será más activo y podré disponerme para el otro de una mejor manera en el momento que se requiera. Si algo no funciona en el momento, con la mente clara, es más fácil pensar estrategias distintas para implementar.

2. ¿De qué manera la formación en inteligencia emocional puede impactar en la prevención del estrés y el burnout docente?

Actualmente, yo llevo un año y unos meses siendo profesora de música y, realmente, me cuesta no pasar por eso debido a mi falta de formación en inteligencia emocional (tuve psicología de la educación en la carrera y vimos al respecto, pero más desde el lado de los alumnos, nunca el docente). Si bien soy muy empática y atenta ante las emociones de los estudiantes, me cuesta mucho el poner límites claros para ellos. Sé que me llevará tiempo lograr vínculos sanos con mis estudiantes y que saber más sobre inteligencia emocional de ambos (docente y alumno) me dará herramientas para
 
3. Piensa en el futuro de la formación docente. ¿Qué rol debería tener la inteligencia emocional en los planes de estudio de las carreras de educación?

Creo que es importante el rol de la inteligencia emocional en los planes de estudio de las carreras, porque realmente nadie te prepara para estar enfrente del aula, hasta que sucede. Conocer sobre inteligencia emocional y lo que implica es relevante, ya que es fundamental parala creación de vínculos, el aprendizaje, la resolución de conflictos, la mejoría de la labor docente y su salud, la preparación para la vida misma en sociedad.

4. ¿Qué estrategias puedo implementar para ayudar a mis estudiantes a desarrollar habilidades de regulación emocional y empatía?

Actualmente, yo llevo un año en la práctica docente siendo profesora de Música (tuve Psicología de la Educación en la carrera y vimos al respecto, pero más desde el lado de los alumnos, nunca el docente) y, si bien soy muy empática y atenta ante las emociones de los estudiantes, me cuesta mucho el poner límites claros para ellos. Sé que me llevará tiempo lograr vínculos sanos con mis estudiantes y que saber más sobre inteligencia emocional de ambos (docente y alumno) me dará herramientas paramejorarlo. Se me ocurren las siguientes estrategias:
* Realizar actividades de relajación: música tranquila para predisponernos a percibir lo que nos sucede y autorregularnos, incorporando respiraciones con pausas.
* Realizar pausas activas.
* Abrir espacios de conversación sobre lo que sucede en clases y hacer juegos de roles


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Re: Actividad Asincrónica 14/05

de Guibert Evangelina -
Hola a todos! Desde que comenzamos la Diplomatura y a medida que avanzamos en las clases, con las opiniones y la bibliografía sugerida, no he dejado de pensar en el día a día de los docentes. La escuela es un escenario lleno de matices emocionales que influyen profundamente en nuestra labor como docentes.
Desde hace un tiempo, he logrado comprender que mi estado emocional no solo afecta la manera en que gestiono el trabajo y las relaciones diarias. En mi caso, formando parte del equipo directivo de la institución, trabajo con los niños y con muchos adultos (docentes, padres, etc.), por lo tanto, considero que es fundamental poder reconocer y trabajar mis emociones, regularlas para así poder ayudar a los demás.
Cuando me siento motivada, animada y entusiasmada, el trabajo se vuelve placentero, la energía en la escuela se contagia, los docentes y estudiantes participan con entusiasmo, se sienten seguros para expresar sus dudas y el proceso de aprendizaje fluye de manera más natural. Es en esos momentos cuando siento que realmente estamos construyendo un ambiente positivo y enriquecedor.
Por otro lado, he notado que en momentos de estrés, agotamiento, tristeza y frustración, mis actitudes cambian, así como mi tono de voz, mi paciencia y la atmósfera en la escuela se vuelve más tensa. Es en esas ocasiones cuando me doy cuenta de la importancia de contar con estrategias de autorregulación emocional. He aplicado algunas técnicas como la respiración consciente cuando siento que la situación está por desbordarme, a practicar la empatía, al atender las inquietudes de las personas con las que trabajo y a gestionar mi lenguaje emocional para evitar respuestas impulsivas. Incorporar estas prácticas no solo ha mejorado mi bienestar personal, sino que también ha tenido un impacto positivo en el clima de trabajo diario.
Estoy convencida que la Inteligencia Emocional debería ocupar un lugar central en la formación docente. No basta con dominar los contenidos curriculares; es fundamental aprender a gestionar nuestras propias emociones y a guiar a los estudiantes en el desarrollo de habilidades socioemocionales. Por eso, me comprometo a seguir cultivando estrategias que fomenten la regulación emocional y la empatía en mi práctica diaria. Desde dinámicas de reflexión hasta ejercicios prácticos como el diálogo emocional al inicio de cada clase. Considero que estos pequeños pasos pueden marcar una gran diferencia en la construcción de un ambiente de aprendizaje saludable, motivador y enriquecedor.
En definitiva, esta experiencia me ha enseñado que el trabajo emocional en la enseñanza es tan importante como el contenido académico. Solo así podremos acompañar a nuestros estudiantes en su crecimiento integral, creando espacios donde todos podamos sentirnos seguros, valorados y motivados a aprender.
Con respecto al rol que debería tener la Inteligencia Emocional en los planes de estudios de las carreras de educación, creo que es fundamental dar ese paso de la inclusión de habilidades socioemocionales en los programas académicos. Eso no solo prepararía a los futuros docentes para gestionar sus propias emociones, sino que también los capacitaría para promover el desarrollo emocional de sus estudiantes. La inteligencia emocional en la formación docente debería ser vista como una competencia esencial, que permita crear ambientes de aprendizaje más humanos, empáticos y resilientes. Además, considero que en los planes de estudio se deben incorporar espacios específicos para el desarrollo de habilidades como la empatía, la comunicación asertiva y la gestión del estrés, de modo que los docentes puedan integrar estas prácticas en su labor cotidiana de manera natural y efectiva.
Saludos.