a) Lo que más me interpela del deber de aceptarme que plantea Guardini es que no se trata solo de entenderme, sino de reconciliarme con mi propia historia. Me hace pensar que aceptar lo que soy no es resignarme, sino dejar de pelear con lo que la vida me dio y aprender a transformar eso en algo valioso. A veces uno cree que aceptarse es decir “ya está, soy así”, pero el autor invita a algo más profundo: mirarse con verdad, sin disfraces, sin comparaciones, y desde ahí empezar a crecer. Me hace entender que aceptar no es conformarse, es reconciliarse con el misterio que soy, con mis límites, mis heridas y mis dones. Me desafía porque me cuesta ver mis límites sin juzgarme, pero también me hace creer que incluso mis imperfecciones pueden tener sentido.
b) Agregaría a la lista la paciencia interior, esa actitud de poder esperar por mí mismo, sin desesperarme por no ser todavía quien quiero ser. También la idea de gratitud, porque aceptarse incluye reconocer que la vida es un regalo, incluso cuando no todo sale como espero. Además agregaría la esperanza, que me parece el hilo que une todo lo que dice Guardini: la confianza en que puedo seguir haciéndome, con fe, desde lo que soy.
Me gustaría por ultimo, sumar que descubrir que mi límite es parte de mi sentido; que la fragilidad también educa y humaniza. Y sobre todo, el agradecimiento: esa mirada que transforma el “por qué soy así” en un “gracias por serlo”.