Por lo que pude entender del texto, la principal diferencia entre hombre y mujer radica en que “un hombre es verdaderamente hombre cuando está frente a la mujer, y la mujer es verdaderamente mujer cuando está frente al hombre”. Es decir, hay un reconocimiento mutuo que nos constituye como personas. No somos simplemente una complementariedad biológica o psicológica, ni algo meramente objetivo. Somos en tanto el otro nos reconoce como seres humanos.
Al leer el texto, me sentí incómoda y, en ciertos pasajes, incluso ofendida. Como mujer, vivir en un mundo que históricamente nos ha negado el derecho a ser, y que ha reducido nuestra existencia al sometimiento social definido por el hombre, hace que términos como “complemento” o “deficitaria frente al varón” me resulten profundamente limitantes. Esas expresiones parecen repetir una mirada que nos observa desde afuera, que nos define desde la carencia o la utilidad, y no desde nuestra plenitud como personas. Aun así, valoro que Gevaert intente una mirada más integral. Me reconforta que afirme que somos “posibilidades humanas”, porque creo que nadie se constituye en soledad. Reconocernos como “un otro” es, para mí, una de las formas más puras y humanas de existir.
Helena, gracias por compartir tu experiencia de lectura con tanta honestidad. Me parece muy importante que señales cómo ciertos términos o enfoques pueden resultar ofensivos o limitantes, especialmente cuando se arrastran desde concepciones históricas que han negado la plena humanidad de las mujeres. Reconocer esa incomodidad es también una forma de hacer una lectura crítica y comprometida.
Valoro mucho que, a pesar de esa incomodidad, rescates la propuesta de Gevaert como una apertura hacia una mirada más integral y humana. La idea de que “nadie se constituye en soledad” y que el reconocimiento mutuo es esencial para la existencia, me parece profundamente significativa.
Valoro mucho que, a pesar de esa incomodidad, rescates la propuesta de Gevaert como una apertura hacia una mirada más integral y humana. La idea de que “nadie se constituye en soledad” y que el reconocimiento mutuo es esencial para la existencia, me parece profundamente significativa.