Si bien no he comenzado a dar clases, ya que estas inician en el segundo cuatrimestre, pero basándome en lo que fue útil cuando fui estudiante de grado de la UCSF considero que es fundamental que el currículum universitario además de contribuir a la formación de profesionales en conocimientos específicos del campo de estudio de la unidad académica que sea, debería también abordar el desarrollo de habilidades blandas o transversales como por ejemplo: la comunicación estratégica, la oratoria, el trabajo en equipo, el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la ética profesional y la empatía.
La universidad debería seguir acompañando en el ofrecimiento de oportunidades para que los alumnos exploren sus intereses, valores y pasiones, a través de cursos electivos, actividades extracurriculares y proyectos de investigación o del servicio comunitario. De esta manera, se produce una invaluable relación entre las instituciones y la sociedad misma, acercando al alumno a la vida profesional, pero no como un mero técnico especialista, sino, como un profesional que puede integrar su ciencia a la mejora de la sociedad.