Considero que la formación de los alumnos no debe concentrarse en su desarrollo estrictamente académico, sino que debe ir complementado con la búsqueda de mejoramiento constante de su capacidad de reflexión como personas individuales y como miembros de sus comunidades.
Como ejemplo práctico, en Teoría de las Relaciones Internacionales, enseñamos a los alumnos las distintas corrientes de pensamiento existentes, las cuales a través de determinadas premisas poseen una visión particular de como es el mundo, como funciona y que se espera de él. Pero luego les explicamos que deben interpretar cada una de estas corrientes como "lentes" que se colocan para ver la realidad, y que no es obligatorio tener un solo par, sino que es en la posesión de una variedad de los mismos lo realmente enriquecedor y lo que les permitirá generar no solamente mejores discernimientos, sino unos genuinamente propios.
En las clases busco inculcar el trasladar esta idea al resto de las facetas de su vida, que puedan ante las realidades que se enfrentan contemplar y tratar de entender las diferentes posturas dentro de las mismas, incluso aquellas que rechazan. Porque inclusive al final, aunque las sigan rechazando, el mismo proceso les habrá enriquecido su capacidad de discernir.