Sonic the Hedgehog (Paramount, 2020): Cuando salió el primer tráiler de la película, las críticas de la audiencia se centraron en el diseño de Sonic: el personaje tenía una apariencia demasiado “humana” (con dientes, proporciones extrañas y ojos pequeños) que no respetaba el estilo del videojuego. En redes sociales se generó un rechazo tan fuerte que el estudio decidió retrasar el estreno y rediseñar por completo al personaje, gastando millones de dólares extras.
El estudio escuchó el feedback en redes sociales (Twitter, YouTube y foros de videojuegos) y aceptó que la película no sería viable sin modificar lo que los fans criticaban. Fue un caso claro en el que el público pasó de ser espectador a agente de decisión. Sin la participación de la audiencia, el film probablemente habría fracasado en taquilla. El rediseño fue clave para transformar un producto condenado al ridículo en un éxito comercial y con secuela confirmada.