En la mitología griega, el nacimiento de Atenea es uno de los episodios más simbólicos y cargados de significado en cuanto a la concepción de la sabiduría. Según el mito, Zeus mantuvo una relación con la titánide Metis, divinidad asociada con la inteligencia y la astucia. Sin embargo, un oráculo le advirtió que si Metis tenía un hijo, este sería más poderoso que su propio padre, algo que preocupó profundamente a Zeus, temeroso de perder su supremacía como ya le había ocurrido a Cronos con él.
Para evitar este destino, Zeus decidió tragarse a Metis mientras ella aún estaba embarazada, integrándola dentro de sí. Tiempo después, comenzó a padecer un dolor de cabeza insoportable. Para aliviarlo, pidió ayuda al dios Hefesto, quien le abrió el cráneo con un hacha. En ese momento, de la cabeza de Zeus emergió Atenea, completamente formada, vestida con armadura, portando escudo y lanza, y emitiendo un poderoso grito de guerra.
Significado:
Este mito explicaba cómo los griegos concebían el origen y la naturaleza de la sabiduría: como algo que nace directamente de la mente (la cabeza) y del poder supremo (Zeus). El hecho de que Atenea no naciera de un proceso biológico común, sino directamente del pensamiento de Zeus, refuerza la idea de que la sabiduría es una cualidad intelectual, racional y divina. Atenea representa una inteligencia superior, estratégica y libre de impulsos pasionales. Por eso Atenea fue patrona de Atenas, ciudad símbolo de la razón, el arte y la filosofía.