El Rey Midas era un tipo que amaba el oro más que nada. Un día ayudó a un dios y como recompensa pidió que todo lo que tocara se convirtiera en oro. Al principio estaba feliz, pero después se dio cuenta de que no podía ni comer ni abrazar a su hija, porque todo se convertía en oro. Al final, se arrepintió y le pidió al dios que le quitara ese “regalo”.
Significado:
Este mito muestra que desear demasiado poder o riqueza sin pensar en las consecuencias puede salir mal. No todo lo valioso es material, y a veces lo que más importa no se puede comprar.