La enseñanza y el aprendizaje podrían ser pensados como un binomio, donde ambos se relacionan e influyen mutuamente; como proceso activo de construcción entre personas humanas que se entrelazan, complejizan y nutren; y que se da a lo largo de toda la vida.
En este proceso de estrecha relación (en el marco de la Universidad, entre docentes y alumnos) se ponen en juego por un lado los conocimientos, experiencias, saberes, posicionamientos; y por otro lado la apertura, la receptividad, la reflexión, la asimilación, las posibilidades... potenciándose y enriqueciéndose todas las personas que participan en el.
Iniciándome recientemente en la docencia, parto desde este posicionamiento respecto a la enseñanza-aprendizaje, apostando al crecimiento de y con los alumnos; en donde si bien hay una trasmisión de contenidos y temáticas desde el docente, también la hay desde los alumnos, mirando al otro como un ser crítico, reflexivo, que siempre tiene algo para decir y aportar; siendo así mismo ambas partes “esponjas”.
Desde los comienzos, tengo más cuestionamientos que certezas a cerca de las prácticas y metodologías de aprendizaje, su utilidad, sentido… pero el hecho de preguntarse, podría ser el inicio de las respuestas.
Considero importante estar actualizado en cuanto a contenidos, comprender las características generacionales del grupo de estudiantes siendo muy respetuosos con ellos, ser creativos y hacer de la tecnología una aliada herramienta.
A cerca de lo planteado sobre el proyecto formativo integral y los dilemas que se presentan en el curriculum universitario, es recurrente cuestionarme en mi rol docente, si los planes de estudio de las asignaturas, los programas y las clases se encaminan tanto al desarrollo profesional/científico como al desarrollo personal, siendo este último un aspecto importante de potenciar, a fin de formar además de idóneos profesionales, personas de valores, formadas “para los demás”, con responsabilidad social.
Es entonces, que “el aula” podría presentarse como un escenario posible donde el docente pueda llevar adelante un proyecto formativo de las personas y futuros profesionales en forma integral y coherente con el ideario institucional.