En la época actual, la Inteligencia Artificial (IA) ha permeado diversas áreas del conocimiento, transformando la manera en que abordamos tareas cotidianas y especializadas. La academia no ha sido ajena a esta revolución tecnológica. La escritura académica, un pilar fundamental en la investigación y la docencia universitaria, puede beneficiarse enormemente de las herramientas basadas en IA. Estas herramientas no solo optimizan el proceso de redacción, sino que también pueden mejorar la calidad y coherencia de los textos, facilitar la revisión bibliográfica y detectar posibles problemas de originalidad. En este contexto, es imperativo que los académicos y estudiantes estén equipados con el conocimiento y las habilidades necesarias para aprovechar al máximo estas tecnologías emergentes, sin perder de vista las consideraciones éticas y filosóficas que ello implica.